A Tom Cruise, a los 42 años, sólo le falta un Oscar. Lo rozó con Nacido el 4 de julio y , Jerry Maguire y como actor de reparto, con Magnolia . Dado que su penúltimo intento de conseguirlo con El último samurai no le salió como esperaba (se quedó incluso sin nominación), la megaestrella parece haber optado por una vía que, como demostró Denzel Washington al llevarse la estatuilla por Training day , da buenos resultados: hazte malo, muy malo.

Con un tirón en taquilla que le ha granjeado la calificación de estrella más poderosa de Hollywood y que, del orden de 20 millones de euros cobrados por cada superproducción, le permite darse casi toda clase de lujos a la hora de elegir, Cruise se ha transformado --pelo gris incluido-- en un gélido mercenario en Colateral , el último thriller del elegante Michael Mann. Esta historia de un mercenario contratado por no se sabe muy bien quién para asesinar a cinco testigos de la fiscalía en un caso de narcotráfico se ha estrenado este fin de semana en 3.188 cines de Estados Unidos.

ALABANZAS GENERALIZADAS

La apuesta, al menos según la mayor parte de la crítica, le ha salido redonda a un hombre que no siempre tiene a los expertos a su lado y que The New Yorker ha definido como "sinceramente, muy trabajador pero un actor poco interesante". Esta vez Variety asegura que el papel de Vincent "es, o roza, su mejor interpretación" y The New York Times asevera que el "infravalorado actor" convierte a su asesino en alguien "convincentemente aterrador".

Las críticas favorables se repiten en The Wall Street Jounal , el USA Today e incluso en medios que no son declarados amantes de la película en general, como la CNN. Quizá sea suficiente para lograr la cuarta nominación. De momento, para él, ha supuesto cumplir un reto. "Era la oportunidad de interpretar la antítesis de lo que soy. Y me gusta ponerme retos. Aparte, era un gran personaje, sin duda", ha dicho durante la promoción.

El eje de Colateral es precisamente el duelo de los personajes a los que dan vida Cruise y Jamie Foxx, un actor que se despoja de su habitual abrigo cómico para interpretar a Max. Este es el taxista que lleva a Vincent en un letal recorrido por una noche de Los Angeles, una ciudad que --gracias a Mann y a la fotografía de Paul Cameron y Dion Beebe-- es retratada con una magia similar a la que Martin Scorsese dio a Nueva York.

La película también ha servido para devolver al director de Heat , El dilema y Alí al olimpo de lo selecto en el vulgar Hollywood. "Quizá sea el mejor director de Hollywood --escribe The New Yorker --. No es el mejor artista, pero se ha transformado en un maestro constructor de secuencias, lo opuesto a los directores contemporáneos de acción. Es metódico y preciso (...). Quiere que el espectador viva lo que sucede en la pantalla, no sólo que experimente la sensación de lo que ocurre".

BARDEM, EL GRANDE

Colateral está también llena de pequeñas y enriquecedoras colaboraciones de actores que han cautivado a la crítica y, junto a Mark Ruffalo y Barry Shabaka Henley, entre ellos figura Javier Bardem. Pese a aparecer sólo en una escena --dando vida a Félix, un hispano del hampa--, su aportación no ha pasado desapercibida y tanto Variety como The New Yorker coinciden en referirse a él como "el gran Javier Bardem". La primera publicación asegura que "borda su escena". Y sólo tiene una.