En el año 2010, en plena resaca de la Expo, de hecho, la primera edición de la cita se celebró en sus instalaciones, Víctor Domínguez se inventó un festival con el que pretendía, «como buen enamorado de la música negra, traer a Zaragoza a los artistas que me gustaban», dice. Nació así el Slap!, una evento que pasó a celebrarse en el Cámping de Zaragoza y que en este 2019 conmemora su décimo aniversario con un calendario de conciertos en Las Armas que culminarán en el propio festival que tendrá lugar del 5 al 7 de junio.

Domínguez, visiblemene emocionado por haber hecho realidad «un sueño» que ha conseguido llegar a los 10 años «a pesar de que muchas ediciones decíamos que esa era la última», quiso agradecer el apoyo recibido tanto de las instituciones (Ayuntamiento de Zaragoza y Gobierno de Aragón), empresas como Ámbar y el Cámping de Zaragoza, sus colaboradores «Lorena y Cristian, que están conmigo desde el principio», y al público que da vida al festival, pues, señaló «han demostrado que entienden lo que haces, la alegría y la ilusión con que lo haces y lo apoyan». Algo que ha permitido que el Slap! haya ido creciendo y hoy pueda hablarse de que son más de 80.000 personas las que han pasado tanto por el festival en sí como por los conciertos con este sello celebrados en la ciudad, y alrededor de 200 artistas.

El director del Slap!, que presentó las novedades del aniversario junto al concejal de Economía y Cultura, Fernando Rivarés; la jefa de Cultura del Gobierno de Aragón, Anabel Gutiérrez; Javier Pomar, responsable de Marca de Cervezas Ambar y Unai Mensuro, director de márketing del camping Ciudad de Zaragoza, explicó que la idea de hacer este ciclo responde al objetivo «de expresar lo que es lo que es el universo sonoro del festival durante todo el año», para lo cual también se ha creado una imagen promocional que es un laberinto «que explica cómo nos hemos sentido, a veces perdiéndonos y buscando nuevos caminos para tratar de hacerlo mejor».

Así, los conciertos, que comenzarán este domingo, día 24, se celebrarán en Las Armas con un calendario que inician The Hi-Fly Orchestra, con Karl Frierson y como teloneros Rosin de Palo. A ellos les seguirán otras ocho actuaciones que incluyen numerosas visiones de la música negra, como la fusión de los ritmos tradicionales y el rock del grupo de Mali Bamba Wassoulou Grove; los ritmos afro y psicodélicos que conjugan los holandeses Jungle By Night o el rap femenino de Ira. Entre estos nueve conciertos destacan el ya tradicional Slap! Indoor, el 27 de abril, con un homenaje a la mujer a través de la figura de Aretha Franklin o la actuación que servirá para presentar el Slap! de verano, que tendrá lugar el 31 de mayo con el nigeriano Orlando Julius. Este concierto de presentación tendrá lugar también un día antes en Madrid y un día después, el 1 de junio, en Barcelona.

Además, y como regalo a los seguidores del festival, la celebración del décimo aniversario incluirá el sorteo, entre todos los que asistan a los conciertos programados, de un viaje a Nueva Orleans, «la ciudad que representa el origen de esta música», apuntó Domínguez.

UN FESTIVAL DIFERENTE

Entre las novedades de este aniversario está la creación de un nuevo sello, INCLD, con el que se pretende acercar la música en directo a los jóvenes de 14 a 25 años, «a lo que nosotros denominados generación perdida, que son los jóvenes que hasta hace poco tenían prohibido el acceso a las salas y se han perdido la música en vivo, por lo que tenemos que acercarnos a ellos», explicó Domínguez, de ahí que en este ciclo se han programado conciertos afines a la edad y más económicos, como La Zowi, Ira o Afrojuice.

Otro aspecto que hace diferente el Slap! es su vinculación con la ecología, y si el año pasado ya se puso en práctica el vaso único para todo el festival, este año se pretende anular todo el papel y el plástico, por lo que las entradas serán en formato digital a través de una app y con una pulsera electrónica como forma de pago. También a través de la app y de pantallas en el cámping se ofrecerá la información que antes se ofrecía en cartelería.

Con todo ello, más la celebración en un cámping, que lo convierte en un evento «intergeneracional», pues pueden asistir familias enteras, y un cartel «que al contrario que otros festivales no se basa en grupos de radiofórmulas para vender muchos tickets, sino que la gente viene a conocer grupos nuevos», el Slap! se ha convertido en una cita «distinta y única en su género», como dicen los organizadores.