DIRECTOR Gerardo Herrero

INTERPRETES Marta Belaustegui, Roberto Enríquez

PAIS España

CINES Buñuel, Renoir

Todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical, dirigido de abajo a arriba, igual al peso del fluido que desplaza y aplicado al centro de gravedad del fluido desplazado. No lo dice Gerardo Herrero, director de El principio de Arquímedes , sino que es el descubrimiento científico más importante del sabio de Siracusa. El director español lo emplea como una metáfora sobre las relaciones de pareja y el trabajo.

Al menos dos de los cuatro personajes de la película experimentan el principio de Arquímedes. Están sumergidos, pero hay algo que les hace ir de abajo hacia arriba para encontrar el equilibrio de la flotación. Ya no está tan claro que el peso específico de sus actos, razones y motivaciones sea igual al de los motivos que desplazan en su empuje. Todo principio, como toda película, tiene fallos.

Los del filme de Herrero son congénitos a buena parte de su cine, aunque El principio de Arquímedes pertenece a la clase de obras de carácter más intimista y centradas en las relaciones sentimentales y profesionales en el mundo moderno (modelo Las razones de mis amigos ), algo en lo que el autor se maneja mejor que con las películas de manifiesta y ambiciosa tesis (tipo El misterio Galíndez ).

Los personajes están bien trazados, pero no así la alarmante casuística de sus relaciones, la cantidad de encuentros fortuitos que jalonan la historia, la coincidencia excesiva de escenas esperadas. Herrero intenta la mirada neutra y objetiva, sin entrar a valorar en las decisiones de unos y otros.

El relato gravita sobre una idea terrible ¿qué ocurre cuando tu mejor amigo o amiga te quita el trabajo y también al esposo o esposa? planteada en términos ecuánimes. La postura de Herrero aunque la película nunca acabe de despegar, atenazada por las emociones.