Los grabados de Pablo Picasso y sus sobrinos Javier Vilató y Xavier Vilató (hijo de Javier) protagonizan en el pueblo natal de Goya, Fuendetodos (Zaragoza), una exposición caracterizada por dos puntos comunes: la familia y el arte gráfico.

Un total de 47 obras, seis de ellas del genial malagueño, pueden contemplarse en la sala Ignacio Zuloaga hasta el 29 de septiembre, en una propuesta cultural de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) con la colaboración del Museo del Grabado Español Contemporáneo (propietario de las obras) y del Ayuntamiento de Marbella.

El director del museo y comisario de la muestra, Germán Borrachero; la diputada provincial delegada de Cultura de la DPZ, Cristina Palacín; y el alcalde de Fuendetodos, Enrique Saldueña, presentaron ayer esta exposición, pionera en relacionar las obras de estos tres artistas. Aunque esta consanguinidad es en cierto modo anecdótica, puesto que la muestra se centra en la notable transmisión entre ellos de la pasión por el grabado.

Entre todas las piezas destaca Buste de femme au chapeau bleu (Busto de mujer con sombrero azul), uno de los grabados más representativos de Picasso, estampado por los talleres litográficos Mourlot en 1955 y que es, en palabras de Borrachero, La Mona Lisa de la colección del museo marbellí que dirige.

Dado que la producción como grabador de Picasso solo es equiparable a la de Goya y Rembrandt, en la exposición se han seleccionado, además de la citada litografía, otras cinco obras que sirven para rememorar momentos singulares de su creación.

Se trata de una prueba de estado de uno de los aguafuertes realizados para ilustrar la Metamorfosis de Ovidio; un Buril realizado en 1939, pero no editado hasta 1969 por Gustavo Gili, con texto surrealista incluido; una litografía proveniente del libro Dibujos y escritos, editado en 1960 por Camilo José Cela; y dos aguatintas al azúcar de la serie Tauromaquia (1959).

«Si hay dos artistas grabadores que destacan en cualquier manual de obra gráfica son Picasso y Goya, y Goya el primero», manifestó el director del Museo del Grabado Español Contemporáneo, quien destacó la singularidad de la muestra, creada especialmente para esta ocasión.

Por su parte, Palacín señaló que además de la «genialidad pictórica», la faceta más conocida en ambos, Goya y Picasso también fueron geniales en su faceta gráfica, un legado que hay que «dignificar».

Contar con las obras de Picasso (1881-1973), Javier Vilató (1921-2000) y Xavier Vilató (1958) permite hacer un recorrido por el grabado a lo largo de todo el siglo XX. Y, de esta manera, descubrir la amplia capacidad de registros formales dentro de la calcografía utilizados por Javier Vilató o la versatilidad de su hijo Xavier, que le lleva a producir desde litografías de gran formato hasta miniaturas litoescultóricas.