El último bucardo, cabra montés del Pirineo, murió aplastado por un árbol en el año 2000. Un golpe que no solo significó la primera extinción animal del siglo XXI, sino también la primera clonación de un ejemplar desaparecido, como documenta la historia que llega este fin de semana a los cines.

Un Jurassic Park real en versión autóctona que científicos españoles y franceses llevaron a cabo en el 2003, con la clonación a través de los tejidos extraídos de la oreja de Laña- como era conocida en la zona la última hembra- y que dieron lugar al nacimiento de una cabritilla.

Una copia genéticamente idéntica al último ejemplar que murió a los pocos minutos de nacer por un problema pulmonar. Pero que, sin embargo, supuso un hito científico como clonación pionera de un animal extinto.

Tras este intento exitoso y fallido al mismo tiempo, el proyecto gestado en el Centro de Tecnologías Avanzadas (CITA) de Zaragoza quedó estancado a la espera de financiación, aunque ahora un documental, "Salvar al bucardo", retoma esta historia de "extinción y des-extinción" en España.

La cinta se estrena este fin de semana en los cines madrileños y también este sábado en el centro de visitantes del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Huesca), donde precisamente reposa disecada Laña, el que fuera el último ejemplar de la especie.

La película, rodada durante cuatro años entre riscos, laboratorios y museos de España y Francia, recoge el testimonio de más de veinticinco coprotagonistas de esta narración de lucha por la conservación en la que participan guardas del parque nacional, científicos o biólogos que trataron de salvar a esta subespecie de la cabra montés, azotada por la caza y, en última instancia, por la obligada endogamia.

El director del reportaje, Pablo Lozano, reconoce a Efe que la extinción del bucardo fue un fracaso de todos, puesto que cuando se tomó la decisión de actuar ya quedaban muy pocos ejemplares. Un error, dice, del que hay que aprender.

Eso sí, destaca el importante papel de los científicos y los guardas encargados de su protección, que "se dejaron la piel por salvarlo".

"Se jugaban la vida porque hay que tener en cuenta que Ordesa es una montaña en la que mueren todos los años personas. Y ellos estaban a menos 15 grados siguiendo a una cabra", explica sobre las labores de seguimiento del bucardo en los años 90.

Una dedicación y esfuerzo que se plasman en esta cinta de 70 minutos, un documental científico que, en palabras de su autor, "pone la carne de gallina", especialmente en dos momentos emotivos.

El primero es el descubrimiento de la última bucarda muerta narrado por el guarda que la encontró. Tres años después, el otro momento es el nacimiento de la cabra clonada, en el que los científicos "pasan de una máxima alegría a ver cómo se muere su cabrita recién nacida".

Un proceso que se recoge en el documental de forma inédita, gracias a la cesión del CITA de las imágenes de este alumbramiento de la cría de bucardo, que se gestó en el vientre de una cabra proveniente del cruce entre una cabra doméstica y un macho de cabra montés de Beceite.

Porque, a diferencia de otras clonaciones, en este caso no quedaban ejemplares de esa especie con vida. Como tampoco los había a la hora de crear este documental de naturaleza, todo un reto al hacerse sin el animal vivo.

De hecho, el director y profesor de la Universidad de Zaragoza Pablo Lozano confiesa que cuando se interesó por la increíble historia del bucardo dio por hecho que ya existiría un documental.

Pero, para su sorpresa, cuando contactó con el responsable del equipo científico que logró devolver a la vida por vez primera en la historia a una especie extinguida, José Folch, descubrió que nada más lejos de la realidad.

"Estoy convencido de que esta historia ocurre en Estados Unidos y ya habría una película de ficción, además de varios documentales... Sería completamente diferente", opina el cineasta zaragozano.

La misma sensación que tiene con el exitoso proyecto de clonación que "en cualquier otro país hubiera continuado y aquí se paralizó", lo que supuso también poner freno a una creación de conocimiento que hubiera convertido a España y Aragón en "punta de lanza" en la producción de estas copias genéticamente idénticas.

Pero, tal y como confiesa el propio Lozano, el verdadero mensaje de esta película es que el problema de la extinción no es algo lejano.

Sin salir de España, especies como el lince ibérico, el oso pardo o el urogallo cantábrico podrían correr la misma suerte que el bucardo, un animal al que la acción humana fue borrando poco a poco del paisaje pirenaico, primero en Francia y luego en España.