El organista y director artístico del Festival de Música Antigua de Daroca, José Luis González Uriol, asegura que hoy día es "más fácil" disfrutar de estos estilos musicales, que han llegado "a todo el mundo" y que incluso "la gente joven está encantada de oír un Vivaldi o un Bach y lo reconoce". Además, Uriol destaca en una entrevista a Efe que el de Daroca (Zaragoza), que celebra su 36 cumpleaños, es el único evento musical en el que se unen "la didáctica y la expresión", con un curso que complementa al propio festival, que es "el más numeroso en alumnos y profesores". A ello se une la riqueza musical, tanto vocal como instrumental, con instrumentos típicos de la época u otros actuales que presentan peculiaridades, como el violín o el fagot barrocos, que ofrecen unas posibilidades "inagotables" y un repertorio "inacabable".

El organista zaragozano también ha relatado cómo surgió el festival y cómo dieron sus primeros pasos, con una historia que no deja de ser curiosa. En 1979, Uriol y el musicólogo Pedro Calahorra marcharon a Madrid "con lo puesto" con la intención de pedir ayuda para organizar un homenaje al organista Pablo Bruna en el tercer centenario de su muerte en su localidad natal, Daroca.

Su primera parada fue en el despacho del entonces duque consorte de Alba, Jesús Aguirre, con quien consiguieron reunirse y quien les envió a un responsable del Ministerio de Cultura, quien les propuso organizar un curso en lugar de un simple concierto. Es así como comienza su andadura el Festival de Música Antigua de Daroca, con una ayuda del gobierno central durante sus primeros años hasta que comienza a despegar, momento en el que la ayuda se retira.

Por ello, Uriol afirma que le da "mucha pena" que el Gobierno de Aragón no colabore en este momento con el evento, algo que a su juicio "no tiene sentido" siendo que "están colaborando en cosas de muchísimo menos valor". Lamenta también que incluso un ciudadano italiano, asistente asiduo del festival durante varios lustros, llamado Marco Mantovani, haya puesto dinero "de su bolsillo" y no lo haga el propio gobierno autonómico.

Volviendo al festival, incide en todo lo que ha supuesto "una joya de este tipo" para Daroca y para Aragón en materia de conservación de patrimonio. "Hay que tener en cuenta el carácter aragonés, que no es el que considera su patrimonio como algo importante", apunta. Destaca, además de que sea un evento único en España, el "ir y venir de la gente, el hecho de que todo el que visite esta pequeña localidad aragonesa de sabor medieval "se va a encontrar música desde las 7 de la mañana hasta las 3 de la madrugada", una música que "copa todos los rincones" imaginables y que crea un ambiente "que no se puede encontrar en ningún otro sitio", aparte de servir como encuentro para gentes procedentes de todo el globo. Del mismo modo, reivindica el prestigio que otorga a Aragón desde el punto de vista de "las cosas bien hechas y serias".

En esta XXXVI edición del Festival de Música Antigua de Daroca, que tiene lugar desde mañana y hasta el 11 de agosto, hay dos nombres propios del mundo del arte que predominan, El Greco -en el quinto centenario de su muerte- y Carl Johann Emanuel Bach, el hijo más prolífico musicalmente hablando del gran genio alemán y del que se cumplen 300 años de su nacimiento. Sobre ellos girarán varias de las actuaciones de las que se compone el programa de un festival que volverá a inundar al pueblo de Daroca de esta música que abarca desde el Medievo hasta el Barroco o el Preclásico.

Una música, según Uriol, "auditivamente" apta para todos los públicos y que "entra directamente al corazón de quien la escucha".