Cuando a última hora de la tarde, Juan Bolea recibió la llamada de la consejera de Cultura del Gobierno de Aragón, Mayte Pérez, para comunicarle que el jurado había decidido otorgarle el Premio de las Letras Aragonesas de este año, Juan Bolea se acordó «de Ramón J. Sender, de todas mis lecturas, de cuándo empecé a escribir, de mis vínculos con Aragón que son muchos...». «He sentido una gran emoción -contaba ayer el colaborador de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN en la propia redacción tras conocer la noticia- porque es un premio que tiene un significado muy profundo ya que está muy unido a todo lo que entendemos por nuestra cultura, por nuestras letras y es un reconocimiento a mi obra», aseguraba el propio Bolea que iba un poco más allá: «Es algo muy especial, difícil de explicar, es muy íntimo y al mismo tiempo muy público y representativo. Y eso es lo más bonito, que las instituciones y tus compañeros dicen, este señor es representativo de nuestra cultura por sus características, por lo que ha escrito, por la forma que tiene de expresarse… es una sensación de equilibro y de armonía, efectivamente».

«UN VALIOSO PAPEL»

El jurado, conformado en esta edición por Nacho Escuín, Pilar Aguarón, José Luis Corral, David Lozano, Eugenio Mateo, Adriana Oliveros y Anabel Gutiérrez decidió premiar, según se lee en su propio fallo, «su sólida trayectoria como escritor, su compromiso con las letras de esta tierra, donde ha tenido un valioso papel contribuyendo a la difusión nacional e internacional de los autores y la cultura». El Premio de las Letras Aragonesas, el máximo galardón de la comunidad que está dotado con 10.000 euros patrocinados por Enate, tiene como objetivo reconocer una labor continuada o de especial notoriedad e importancia de personas, instituciones o entes aragoneses, en los ámbitos de la creación e investigación literarias.

El reconocimiento a Bolea es, además, un reconocimiento a un escritor que vincula el periodismo a la literatura, como él propio autor explica: «En mi caso, se dan unas condiciones clásicas que hoy quizá no estén tan de moda. La mayoría de escritores que nos gustan han combinado felizmente la novela y el periodismo, el reportaje y el relato porque son géneros hermanos. Los he combinado siempre y me ha funcionado muy bien, el periodismo me ha dado la opinión, la realidad, los pies en el suelo y mi literatura nunca ha sido irreal, nunca ha sido fantástica porque aunque he trabajado los géneros siempre se apoyaba en la realidad que, por otra parte, conozco muy bien».

Y es que el Bolea combina las dos vertientes, la periodística y la literaria: «Para un contador de historias que es lo que soy, la combinación es extraordinaria. Es realmente mágica. Yo hago las dos cosas y eso es muy importante para mí, en el día a día yo he vivido mis esfuerzos en el periodismo y en la novela, lo hago todos los días y realmente lo hago equitativamente. Por la mañana escribo para el periódico y otras colaboraciones y por la tarde me dedico a mis novelas».

«CARIÑO Y GENEROSIDAD»

Con respecto a la inevitable pregunta de, que al margen de lo emocional, qué va a suponer este galardón en su trayectoria, ya dilatada por otra parte, Juan Bolea cree que es algo importante: «Es un reconocimiento lleno de cariño, de generosidad y es una forma de invitar a muchos lectores que no me hayan leído a que conozcan mi obra», explica Bolea entre llamadas telefónicas para felicitarle una vez que ha trascendido la noticia. «Tengo la sensación de que he recorrido un camino y he alcanzado unas metas y unos objetivos. Yo quería llegar a desarrollar una novela popular, que llegase a todo el mundo, entretenida, divertida, que estuviese bien escrita pero, sobre todo, que tuviese buenos personajes y buenas historias, esa es mi obsesión por encima del estilo. Quería primar las bases de la novela que son la acción y los personajes». Un camino que le ha llevado a ir creando su propio estilo tal y como él mismo asegura con sinceridad: «Me ha llevado mucho tiempo encontrar mi voz narrativa pero esas novelas han triunfado porque son leídas y editadas una y otra vez».

El escritor (gaditano de nacimiento aunque residente en Zaragoza prácticamente toda su vida), además, pertenece a esa especie que se vuelca en todo lo que hace: «En mi mesa de trabajo no hay nada para publicar -confiesa-. Es que está todo publicado, desde que tengo 18 años ha visto la luz todo, no tengo ningún cuento, ningún artículo, ninguna novela en el cajón, los miles de reportajes, de entrevistas, de columnas, los casi 25 libros… Eso significa una vez más que hay lectores para ello, por eso yo no tengo nada para vender ahora ni para editar. Eso es lo que define a un autor, es el que consigue encontrar el eco en los lectores. Soy un escritor de corte popular pero, al mismo tiempo, cuido el lenguaje y aporto algo a los géneros novelescos que he trabajado. Primo la acción, la intriga y el trabajo psicológico de los personajes», asegura un autor que, en sus últimos trabajos, sobre todo con la serie del detective Florián Falomir, ha ido introduciendo el humor a su obra.

«Es un día muy feliz que me anima a seguir explorando nuevos caminos narrativos. Tengo la sensación de que se abre ahora otro periodo, como si hubiese concluido un camino de largo aprendizaje y ahora pudiese intentar nuevas aventuras literarias. Ha sido uno de los días más felices de mi carrera sin ninguna duda», concluye Juan Bolea.