La reunión de la Comisión Consultiva de Asuntos Taurinos de Aragón celebrada ayer tuvo como contenido destacado y casi único el análisis contable de los festejos celebrados en la Comunidad Autónoma durante el año 2014. Así, la provincia que más festejos mayores celebró (corridas de toros, espectáculos de rejones y novilladas) fue Teruel con 23; le sigue Zaragoza con 21 mientras que Huesca suma los cinco de su feria de San Lorenzo más la corrida de toros que Barbastro programa con motivo de sus fiestas patronales.

Entre todos suman un total de cincuenta festejos mayores, sólo tres menos que la temporada pasada, aunque a distancia de los 63 que se dieron en 2012 y, sobre todo, muy lejos de los 113 celebrados en 2004, lo que supone un descenso del 56% en estos 11 años.

En realidad, teniendo en cuenta que el nuevo pliego de explotación de La Misericordia ha eliminado este año cinco novilladas, puede afirmarse que el mercado se ha autorregulado en el entorno de ese medio centenar de tardes.

La causa principal de ese estancamiento se debe sin duda al actual escenario económico, si bien, en palabras del consejero Antonio Suárez, "el Gobierno de Aragón impulsará la Fiesta aunque sin aportar ayudas".

FESTEJOS POPULARES Infinitamente mayor es el número de festejos populares en sus diferentes modalidades. Las tradicionales vaquillas, los toros de ronda, los concursos de recortadores o de roscaderos han sumado 1.038 sesiones, tan sólo catorce menos que el año pasado. E incluso aumentan en número si se atiende a los 997 que se celebraron en 2012. Y, aunque con una tendencia descendente, el número de los espectáculos taurinos populares es similar al año 2004, en el que se registraron 1.143, lo que supone una bajada solo del 9,2%.

En este capítulo especialmente relevante entra sin duda en juego un abanico de intereses cruzados en el que alcaldes, profesionales (directores de lidia), ganaderos y la Administración han de conjugar sus expectativas para hacer viable un espectáculo que soporta grandes costes de organización, imposibles de asumir en muchas ocasiones por los consistorios.

De un lado, los directores de lidia tienen fijados salarios por sesión que disparan las cantidades para los ayuntamientos; de otro, la Asociación Taurina de Aragón (ATA) que representa a los profesionales apunta al intrusismo con la consiguiente merma en la seguridad de los participantes. En medio de todo ello, los ganaderos ven recortadas las horas de lidia de sus reses.

En este orden de cosas se está buscando una fórmula para proveer de un marco legal que posibilite la estimación de que, por ejemplo, dos sesiones celebradas en una misma jornada sean consideradas una sola con un intermedio, medida que atenuaría el devengo por dirección de lidia.

Tal marco reglamentario, adecuado a la realidad actual, habría de nacer de un procedimiento que debería iniciarse con la formulación de alegaciones al Gobierno de Aragón que a su vez las derivaría al Consejo Consultivo de Aragón --como ya ocurrió en un asunto referente al nombramiento de los veterinarios-- para su informe a la consejería correspondiente.

El objetivo tendría que ser confeccionar un reglamento de festejos populares que fuera tan razonable como cumplible.