Unas cuarenta personas aficionadas al bookcrossing llegadas desde Barcelona, Lleida, Madrid, Vigo o Granada se reunieron ayer en el Parque Grande de Zaragoza, escenario del I Encuentro Nacional esta iniciativa, que en la capital aragonesa tiene unos 400 seguidores registrados, "aunque activos estamos unos 30 pero seguimos creciendo", explicó Frantic, una de las organizadoras.

Y es que, aunque los encuentros son cara a cara, durante el resto del año, a través de Internet, se conocen a través del nick --clave--, de ahí que ayer se llamaran Miau, Yugui, Escarlata o Lagoyi.

Todos ellos se citaron ayer para hacer lo que normalmente llevan a cabo en solitario, liberar libros , y liberaron más de 300, de todos los estilos, de historia, cuentos, narrativa, poesía o biografías.

Pero ¿qué es liberar? La iniciativa consiste en dejar publicaciones, que tienen la etiqueta de Libro libre , es decir, que viaja de mano en mano y no está perdido, en un lugar público --ayer lo hicieron en bancos, cafeterías, árboles, el Rincón de Goya, la fuente de Neptuno o en la estatua del Batallador-- para que alguien lo coja y lo lea. Cada texto tiene un BCID, que en la página web www.bookcrossing-spain.com "se puede conocer por qué ciudades ha pasado", pero si no "con que lo abandone en otro sitio ya es suficiente".

Con esta liberación se pretende "compartir el placer de la lectura", explicó ayer Escarlata, que ha venido desde Bilbao para este acto y para "poner cara con la gente que trato en Internet". Lagoyi ha llegado desde Granada y conoció el bookcrossing a través de la prensa y entonces "me registré y desde entonces liberamos toda la familia".

Muchos fueron los curiosos que ayer se acercaron hasta el Parque Grande. Unos, querían llevarse el libro antes de que fueran liberados, aunque prometieron hacerlo después. Otros, siguieron a los liberadores . "Yo ya he visto el libro que quiero, y quién lo va a liberar, así que le seguiré y lo cogeré", explicaba un joven que aseguró que la causa del bookcrossing ha ganado un adepto. Otros, sin embargo, encontraron un libro y pensaron que alguien lo había olvidado, aunque al ver la pegatina de Libro libre , decidieron llevárselo a casa. Quizá en un par de meses, otro lector, de otra ciudad, se lo encuentre liberado .