--Llegan a Zaragoza dentro del fin de gira de La velocidad del vacío, un tour nuevamente larguísimo, ¿tanto les gusta la carretera?

--Nos sentimos afortunados porque con la que ha caído en los últimos años y la que sigue cayendo haber podido hacer tantos conciertos es un privilegio. Disfrutamos mucho de los conciertos de esta gira porque como banda nunca nos habíamos sentido tan cómodos sobre el escenario, los estamos exprimiendo al máximo porque la banda se lo está pasando muy bien.

--En los tiempos que corren en los que el pesimismo parece mandar, Dorian lanzó un disco, La velocidad del vacío, muy optimista...

--Esa tendencia al optimismo que hemos inaugurado en este disco lo veo en una canción como Arde sobre mojado o Las palabras, la canción que cierra el disco, en la que el verso final dice "Se detiene el tiempo cada vez que nos vemos, rehacer el mundo nos lleva un segundo". Es la idea de que entre las personas podemos rehacer el mundo si queremos, pero nos lo tenemos que creer. Y en Arde sobre mojado hay un mensaje muy positivo, es una invitación a que si la vida de uno no le convence, intentar salir de esa dinámica y reinventarse. En este sentido hay un cambio.

--En cuanto al sonido, la electrónica está menos marcada en este disco. ¿Es una nueva vía que está explorando Dorian?

--No creo que sea una nueva vía pero sí pienso que queríamos que este disco fuera un disco muy creado desde el local de ensayo y menos desde el estudio de grabación. Y al ser un disco muy trabajado con toda la banda desde el local de ensayo ha sonado más analógico y menos digital, más de banda y menos de estudio que los anteriores. Queríamos dar ese paso para lograr un sonido con más profundidad y más grano.

--Con Zaragoza tienen una relación especial ya que vienen a tocar varias veces al año, ¿de dónde surge esa atracción mutua?

--Zaragoza fue, desde los viejos tiempos en los que íbamos a La lata de bombillas, una de las ciudades en las que mejor se entendió el sonido de Dorian. Nos costó mucho que en algunas lugares se entendiera lo que intentábamos hacer y Zaragoza fue una de las primeras ciudades que nos recibió con los brazos abiertos y eso lo tienes que devolver con el tiempo. Tratamos de que los conciertos en Zaragoza sean muy especiales y para este hemos preparado un set de más de dos horas.

--Veo que en su twitter reivindica la figura de Javier Tomeo-

--(Piensa) ¡Ah, claro, que es aragonés! Fue un escritor muy querido por mí y por Belli, la pianista. Tuvimos la ocasión de conocerlo y de tratar con él como diez años atrás cuando todavía estábamos en formación como personas, compartimos muchas tardes hablando de libros con él y fue una especie de maestro en algunos aspectos. Es una figura que apreciamos mucho, hemos leído bastante y creo que es uno de los escritores más interesantes que hemos tenido en España en los últimos 50 años, pero que no fue muy hábil en las relaciones públicas y eso en España se paga con un cierto olvido.

--¿Es una consecuencia de que la cultura no pasa por un buen momento en España?

--A ver, no sé cómo es exactamente en otros lugares pero si miramos una figura como Sallinger que escribió Un guardián sobre el centeno y poco más y 50 años después, su figura era reivindicada en todo el país. El arte tiene que hablar por sí solo.

--¿Cómo se afronta la crisis desde la teórica barrera de que las cosas no les van nada mal con giras tan largas como esta?

--Hay que tener en cuenta que los grupos cuando giramos, afrontamos unos gastos altísimos, el IVA, los impuestos- Son durísimas las condiciones. Lo que pasa es que Dorian siempre hemos sido un grupo muy de tirarnos a la piscina y, a pesar de la crisis y de las dificultades que te ponen en este país, tienes que darlo todo y si tienes un sueño, realizarlo a muerte.