Marte está de moda. Ahora más que nunca, y sobre todo gracias a sus dos vidas . En una, la real , el planeta rojo es la firme opción que barajan los científicos para su okupación humana. Y en la segunda, la ficticia (casi tan real como la, valga la redundancia, real ) es, también, pero en la mente de los literatos, el sustituto perfecto a la desgastada esfera de polos achatados en la que transcurren tantas novelas.

Porque, como si de un Harry Potter , un Código Da Vinci o un Caballo de Troya se tratara, Marte, sin tener un título concreto en el mercado literario sino cientos, gusta, atrae y vende como los best sellers . Y mucho más desde las recientes y todavía en curso misiones espaciales de las sondas Spirit y Oportunity (que no han hallado vida en Marte, aunque sí hielo), que le han dado un empujón al eterno leit motiv de la conquista del espacio, la búsqueda de parajes que alberguen posibilidad de vida, los andróginos, enigmáticos e ilusorios (o no) habitantes del cosmos, o las peripecias culinarias de los aguerridos y respectivos Gagarines y Duqes .

Desde el pionero La Guerra de los Mundos (H. G. Wells, 1897), pasando por Una Princesa de Marte (1911, de Edgar Rice), Odisea en Marte (1934, Stanley Weinbaum) o las Crónicas Marcianas de Ray Bradbury (1946), el monto de novelas dedicadas a este fascinante planeta es tan prolijo como asombroso. Los más cercanos en el tiempo, Marte Rojo , Marte Verde y Marte Azul (1993-1996), de Kim Stanley; Los Marcianos (1999), del mismo autor; Invasores de Marte (2000), de Javier Calvo; y el más reciente: Peregrinos de Marte (2003), de José Antonio Suárez, esta última una delirante novela en la que se relata el viaje interplanetario que realiza una mujer española que ha sido premiada en un concurso.

Marte seguirá, sin duda, dando mucho de qué hablar, y mucho más de qué escribir. El astro continuará reportando volúmenes al vasto océano de títulos que sobre él versan, porque, como el escritor Bear afirmase en su novela Marte se mueve (1993), "el planeta es un gran escenario para la imaginación. Siempre lo ha sido y siempre lo será, incluso después de que lleguemos allí".