Este año ha estrenado la película Loving Pablo y la serie convertida en auténtico acontecimiento en la que ha interpretado a Donatella Versace y por la que está nominada a su primer Emmy, inauguró el Festival de Cannes con Todos lo saben, recibió el Cesar de Honor de la Academia francesa y ahora rueda Dolor y gloria a las órdenes de su querido Pedro Almodóvar. Penélopez Cruz está en un gran momento y el 14 de septiembre se estrena Todos lo saben, la película del iraní Asghar Farhadi que ha reunido a buena parte del star system español y que se encuentra entre las candidatas para representar a España en los Oscar.

-¿Cómo fue ese momento en el que Asghar Farhadi la llamó para decirle que quería hacer una película en España?

-Fue hace unos cinco años. Me dio muchísima alegría porque yo soy muy fan de su trabajo desde hace mucho tiempo. Me parecía alguien muy especial y me daba la sensación de que con su cine era capaz de explorar conflictos de la naturaleza humana de una manera muy profunda. Ahora que he pasado tiempo junto a él lo confirmo, es un ser bastante único. Estuvimos en contacto desde ese momento, me contó la idea que tenía en la cabeza, que partía de mi personaje y del de Javier. A lo largo de los años cambiaron muchas cosas del proyecto, pero él nos iba mandando cada cambio, cada tratamiento. Poco a poco todo comenzó a tomar forma. Pero lo que está claro es que es un director profundamente meticuloso que le dedica mucho tiempo a cada película.

-Cuando un director extranjero viene a hacer una película a España, suele ser en inglés. Sin embargo, Farhadi apostó por rodarla en castellano para dar mayor autenticidad a la propuesta.

-Me impresiona que, cuando estás viendo la película, te olvidas que detrás de la cámara hay un director iraní. Siempre me pregunto cómo ha sido capaz de meterse así en nuestra cultura, empaparse de ella y comprenderla desde un lugar muy profundo evitando caer en cualquier tipo de cliché. Yo creo que es tan auténtica porque la ha vivido. Y así es como salen las cosas bien. Cuando trabajas junto a alguien que se deja la piel en su trabajo, te alienta a esforzarte aún más.

-¿Por qué cree que sería una opción adecuada para representar a España en los Oscar?

-Creo que es una gran película. Además, Asghar es muy querido por Hollywood. Ha ganado dos Oscar casi seguidos y casi todas sus películas tienen nominaciones en alguna categoría. Pero la decisión está ahora en manos de nuestros académicos.

-Desde 2004, con Mar adentro, España no ha vuelto a ser nominada. Demasiados años, ¿no cree?

-¿Tanto tiempo? Es difícil saber por qué a veces es frecuente y otras hay tanta sequía. Es verdad que están compitiendo tantísimos países que lo difícil es que ocurra. Depende de tantos factores...

-A lo largo del tiempo ha interpretado papeles de una alta complejidad emocional. Pienso en No te muevas, Elegy, Los abrazos rotos o ma ma. Sin embargo, ha declarado que el personaje de Laura en Todos lo saben ha sido uno de los más complicados de su carrera.

-He hecho mucho drama, es verdad, y muchos personajes difíciles, pero son los más complicados los que suponen un reto, los que te mueven como intérprete. En este caso la película se divide en dos partes. En la primera, Laura llega al pueblo llena de ilusión para volver a reencontrarse con su familia. La escena de la boda creo que es una maravilla, cómo está rodada por parte de Asghar, respira tanta vida y alegría, pero en el fondo sabes que va a pasar algo y todo se va a torcer. A partir de ese momento, lo que le ocurre a mi personaje es devastador y en la mayoría de las escenas tenía que arrancar directamente desde la desesperación y el dolor más profundo. Eso durante meses y meses. Ha sido un trabajo muy exigente, pero no lo digo como una queja, al revés. Estoy agradecida porque son personajes a través de los que puedes hablar de cosas importantes y tocar sentimientos muy complejos.

-¿Le motiva que le exijan?

-Asghar es un director muy exigente, sí, y a la vez muy delicado y meticuloso a la hora de tratar a los actores y al equipo. Pero si no le gusta lo que ve, si no se lo cree, te lo dice con todas las letras. Claro, eso al principio nos pilló desprevenidos, porque era una honestidad brutal, a veces nos soltaba verdades que nos dejaban de piedra (risas). Pero después hace que confíes más en su palabra y en su perspectiva.

-Desde fuera parece que atraviesa un momento profesional apoteósico, ¿cómo se encuentra usted?

-Puede ser que desde fuera haya rachas más llamativas, pero desde dentro todo se vive de una forma diferente. Yo tengo recuerdos de temporadas en las que me sentía plena porque había hecho una película pequeñita que me había llenado muchísimo y había aprendido con ella. Desde que empecé con 15 ó 16 años siempre he vivido cada proyecto como si fuera el primero. A lo largo del tiempo he adquirido experiencia, es verdad, pero en este trabajo, es siempre como si fueras nuevo. Yo lo vivo como algo positivo. Cuando hice mis dos primeras películas pensé: y ahora qué, que alguien me cuente cuál es el plan (risas). Y eso siempre queda ahí, esa inseguridad sana de qué vendrá después.

-¿Qué ha de tener un proyecto para que se lance sin pensárselo?

-En realidad, que un actor haga algo nuevo en su carrera, que encuentre unos personajes adecuados, depende siempre de que alguien haya pensado en él para hacerlo. Y por eso siempre he estado agradecida a las personas que me han ayudado a configurar mi carrera. Yo siempre busco retarme a mí misma, buscar cosas diferentes y variadas, pero a veces se encuentran y a veces no. Por ejemplo, estuve a punto de trabajar con Lars Von Trier, pero estaba embarazada. Me encantan los directores que tienen un mundo raruno.

-Hacer de Donatella Versace era un riesgo, y salió con matrícula de honor. ¿Cómo se enfrentó a ese personaje?

-Cuando me lo propusieron me quedé en shock. Pero al mismo tiempo me fascinaba la idea. Solo me atreví a aceptarlo cuando llamé a Donatella. Ella no formaba parte del desarrollo de la serie ni estaba involucrada de ninguna manera, pero me dijo: «Si alguien lo tiene que hacer, prefiero que seas tú».

-Desde hace años, sea mejor o peor la película en la que participa, siempre destaca su trabajo. ¿En algún momento se tomó mal alguna crítica negativa al principio de su carrera? ¿Le sirvieron de algo?

-Las críticas negativas te ayudan a seguir creciendo. Pero es verdad que cuando eres muy jovencito pueden resultar devastadoras. Tienes que pasar por esa etapa para saber relativizar: ni las buenas son tan buenas, ni las malas tan malas. Pero eso se aprende con el tiempo y la distancia. En mi caso, al principio de mi carrera, las críticas me ayudaron a tomar elecciones más recapacitadas. Y aprendí una lección primordial: Nunca puedes hacer una película pensando en el resultado. Hay que tirarse a la piscina, probar cosas, no tener miedo a equivocarte. No puedes pensar en el qué dirán porque es algo que frena mucho, e interpretar es un proceso vivo.

-Si Todos lo saben saliera elegida sería su tercera vez en la categoría de mejor película extranjera, con Belle Epoque y Todo sobre mi madre. ¿Cómo vivió esas experiencias en el pasado y cómo lo viviría ahora?

-Las primeras veces fueron mágicas. Lo que viví con mis compañeros de Belle Epoque no se me olvidará jamás. Nos sentaron a todos en el gallinero y gritábamos sin parar cada vez que alguien salía al escenario. Y además, ganamos. Imagina qué ilusión. Con Todo sobre mi madre, poder darle en Oscar a Almodóvar fue increíble. Sería bonito que esta fuera la tercera vez, pero eso está en manos de los académicos. Lo viviría con la misma ilusión.