Mercedes Sampietro es, desde ayer, la nueva presidenta de la Academia de Cine y tendrá a David Trueba y Montxo Armendáriz como vicepresidentes primero y segundo respectivamente. La actriz, que ha ocupado este puesto de manera provisional desde que en octubre del 2003 dimitiera Marisa Paredes, fue elegida por la junta directiva de este organismo tras la renuncia de Agustín Almodóvar, que fue el más apoyos tuvo en la asamblea de este organismo celebrada el pasado domingo.

La Academia aplicó sus estatutos para eligir a su nueva cúpula que tiene un mandato de tres años. Según estas normas, los candidatos elegidos por la asamblea en una votación no vinculante deben mostrar su disposición a aceptar el cargo. De lo contrario, debe correr la lista hasta que haya un presidente. Así sucedió ayer en la junta directiva extraordinaria.

Almodóvar explicó que le resultaba imposible aceptar la presidencia de la Academia porque sus tareas como productor le impedían dedicarse al cargo con el tiempo y la intensidad suficiente que requiere la institución. "Creo que hay que estar a la altura de las circunstancias y yo no tengo tiempo", comentó el productor y agradeció el apoyo de sus compañeros. Similares razones adujo el director José Luis Borau que resultó empatado a votos con Sampietro y Trueba. El siguiente fue Armendáriz que formará parte del equipo de la nueva presidenta.

3"Ahora estoy más ligera de trabajo", dijo la presidenta al hacerse pública la decisión de la junta. Sampietro explicó con estas palabras las razones que ahora le había llevado a aceptar. Después de la gala de los Goya en enero pasado, la actriz argumentó que no se presentaría como candidata por la dificultad de compaginar el cargo con su profesión. Al dejar la responsabilidad que ha desempeñado desde octubre, Sampietro no propuso el nombre de ningún sucesor, como había sido habitual en la Academia desde que se fundó en 1986. Ahora la actriz ha aceptado "con mucho gusto porque me han votado mis compañeros".

La nueva presidenta sabe que se enfrenta a una etapa crucial en la Academia, que desde el próximo mes de febrero tendrá una sede estable. Entre los proyectos que tendrá entre manos está la revisión de los estatutos para crear una "estructura organizativa completa y estable" en la que previsiblemente se crearan nuevas figuras como gestores en distintas tareas. Otro de los retos es dotar a la figura del presidente de una remuneración para que se implique con más intensidad en el cargo y los profesionales que lo ocupen no se vean obligados a renunciar a sus trabajo o a compaginarlos con las tareas de la Academia.

Tanto Sampietro como sus antecesoras --Marisa Paredes y Aitana Sánchez Gijón-- vivieron los momentos de mayor desencuentro de la Academia con el Gobierno del PP. Ante el cambio político tras las elecciones de marzo, los académicos esperan un nuevo clima de relaciones con el Ejecutivo socialista. "Habrá menos roces porque hay una voluntad política de apoyar la cultura en general y el cine en particular así como de estructural el mundo de la cultura de una manera más seria de lo que ha sido en los últimos tiempos", afirmó la nueva presidenta.