Ya en el meridiano de su parada, la Puerta al Mediterráneo, como parte de los Festivales de los Castillos, presenta hoy en Mora de Rubielos a las 23.00 horas, a la compañía de Miguel Ángel Berna, que presenta su espectáculo Berna íntimo, que parte del poema con el mismo nombre que en los año 90 el director de teatro Carlos Martín le dedicó al bailarín.

-¿Es este el estreno absoluto de ‘Berna íntimo’?

-Si, es un estreno. Llevábamos tiempo queriéndolo hacer, no tiene nada que ver con lo que vamos a presentar en septiembre en el Teatro Principal.

-¿Cómo es llevar a cabo un espectáculo que se basa directamente en usted?

-Es un texto muy profundo, poesía en estado puro. Habla sobre la muerte, los sentimientos, del remordimiento, de la naturaleza, de la inspiración, del vagar sin meta, sin destino, que es lo que hacemos a veces en este mundo. Cualquiera puede identificarse con esta obra.

-'Berna íntimo' trata de un viaje por la memoria, por los sentimientos ¿cómo se traslada a la danza? -'

-El cuerpo actúa acorde a las palabras, y ellas nacen del cuerpo. Cada uno estamos en un viaje, a mí personalmente, después de la trayectoria que llevo, más de cuarenta años, también me apetecía entrar en otra dinámica. Creo que en esta situación que estamos viviendo también hace falta ser valientes y entrar en donde no queremos. El texto habla de eso. Perfectamente se podría trasladar a la Edad Media, a la época de las cruzadas y que todavía hoy siguiera vigente. Esto es lo interesante, el pasado retorna y de una forma u otra y hay que superarlo para seguir adelante.

-¿De qué manera se estructura esta obra?

-Tenemos música en directo, de los compositores Alberto Artigas y Joaquín Pardinilla, y después El Mantel de Noa, con instrumentos muy evocadores, el arpa, flautas... instrumentos autóctonos. Vamos mezclando el directo con las músicas en off, e interpretando el texto. Un viaje por la vida de uno, con el objeto de buscar el renacer personal. A veces hay que ‘morir’ para volver de nuevo a la vida.

-¿Cómo le resulta la vuelta a los escenarios?

-Va a ser extraño, pero con ganas retornar al habitat natural. Normalemente desde el escenario no solemos ver al público, pero en este espectáculo sí, y con el aforo reducido y el tema de las mascarillas. Aunque si hay algo que los artistas podemos hacer es esto, mandar mensajes que nos apacigüen.

-Desde la escuela de danza ¿cómo se vuelve a esta nueva normalidad? ¿Se han retomado los ensayos?

-En la escuela de danza municipal, donde yo doy clases, estamos esperando, con incertidumbre, como con el teatro. Habrá que adaptarse, ya tenemos la experiencia de marzo que hubo que cerrar. Abordarlo de manera que la clases les sirvan a los alumnos puedan ayudar, a través de la música y la danza, a que el cuerpo sea un transformador, un canalizador de todo esto que está pasando.

-La obra combina sonidos clásicos del folclore, como el bordón, las castañuelas o el tambor, con música electrónica. Resulta complejo imaginar cómo funciona esta mezcla

-No tendría que ser compleja, la hemos hecho nosotros así. La historia está para aprender de ella pero también para saber adaptarla al presente. No tiene sentido un baile que se hacía hace cien años porque las formas han cambiado, la sociedad ha cambiado, la economía, todo ha cambiado. De lo que se trata es ver cómo era y cómo hacemos el paso para que nos sirva ahora. Recuperar sonidos del pasado con sonidos del presente. Buscar este hilo conductor.

-Esta fusión entre los sonidos clásico con los nuevos géneros musicales ¿es la evolución que va a seguir el folclore?

Hay muchas cosas que hacen las nuevas generaciones que ya hacíamos hace veinticinco años. La cosa es adaptarnos a la sociedad. El problema es cuando falta un eslabón. Hay que empatizar con nuestros mayores, y para ello hay que buscar en la historia. Cuando no sabemos de dónde vienen las cosas, en este caso la jota que es algo representativo de nuestra tierra pero que no hacemos habitualmente. Aragón históricamente tiene mucha sustancia y no solo podemos quedarnos en una época. No se trata de mezclar la jota con otros géneros,s e trata de profundizar, pero falta la vivencia.