Cuando un virus acaba con toda la población aragonesa, bueno con casi toda ya que siempre sobrevive el último aragonés, ¿qué sucede con los cerdos? «Un compañero de trabajo me dio el dato de que en Aragón hay seis millones de cerdos y, a partir de ahí, me planteé qué había ocurrido con ellos tras el apocalipsis del segundo episodio de la serie». El que habla es el guionista de El último aragonés vivo, David Terrer, que acaba de publicar, de nuevo junto a Carlos Azagra y Encarna Revuelta, el tercer episodio titulado Revuelta porcina (GP Ediciones).

RASGOS HUMANOIDES / «A raíz de una catástrofe ecológica -explica Terrer- hay una elipsis en la que se explica por qué los cerdos tienen rasgos humanoides y, a partir de ese momento, se dedican a buscar a su mayor enemigo, que es el último aragonés vivo cuya dieta se basa en la carne de cerdo. Me parecía gracioso este contraste y, a partir de ahí, fui construyendo el guion de esta aventura». Una historia que se desarrolla en Teruel (comienza en Valderrobres) y en la que vuelve a haber un enfrentamiento y, sobre todo, mucha destrucción: «El último aragonés vivo no ha evolucionado en nada pero eso es lo más interesante. Sigue siendo un cafre que va sembrando la destrucción allí por donde pasa, aquí destruye Teruel capital y todo lo que pilla en su camino», revela el guionista.

Sin embargo, entre tanto caos y destrucción, sin querer desvelar más allá de la trama, vuelve a haber un hueco a un trasfondo sentimental, afirma Terrer: «En el anterior tebeo había un esbozo de historia romántica con una espía de Estados Unidos. Aquí lo que hay es una especie de amistad entre el último aragonés vivo y uno de los cerdos, que se llama Chabi. Es el matiz que humaniza al personaje, ese hallazgo de un amigo al que antes devoraba y ahora es su valedor».

La serie nació de un cortometraje protagonizado por Jorge Asín que contribuyó a que fuera un éxito y, de ahí, nació el cómic que deslumbró en su primer episodio y que acaba de publicar su tercer volumen. ¿Cuál es la clave? «El último aragonés es un cafre pero es nuestro cafre que representa lo burros que podemos llegar a ser», bromea Terrer antes de explicar que le ha cogido mucho cariño al personaje al que él dio vida: «Pese a todas sus meteduras de pata, al final, siempre consigue sus objetivos». De hecho, no es ningún spoiler inesperado decir que, una vez más, el último aragonés vivo consigue sobrevivir a esta aventura en la que incluso escapa de la justicia porcina.

Y es que, en realidad, para David Terrer, la clave es que para el lector de cómic «la combinación de ciencia ficción, aventura y humor nunca falla... Hemos aprovechado el tirón del corto y la trayectoria de Azagra y Revuelta en el cómic han hecho el resto».

GRAN ENTENDIMIENTO / El trabajo con ellos, prosigue el guionista zaragozano, es muy sencillo: «Nos entendemos muy bien, no hace falta ser muy detallista. Aunque yo intento hacer unos guiones lo más claros posible y uso muchas fotos o esbozos, creo que ellos no los necesitarían. Además, trabajan muy rápido. Lo que otros autores tardarían años, ellos lo hacen en meses».

El tebeo, de 108 páginas, se completa con una galería de personajes ilustres muy especial en la que aparecen retratados, de una manera peculiar, Francisco de Goya, Luis Buñuel, Enrique Bunbury, Javier Lambán, Luisa Fernanda Rudi, Amaral y José Antonio Labordeta, entre otros.

Si habrá un cuarto volumen de El último aragonés vivo es algo que «decidirán los lectores» pero lo que sí tiene claro Terrer es que a él le «apetecería» escribir otra pero si no «será tiempo de buscar otro personaje y otras historias».