"La empresa Talleres Zaragoza (TZ) probó suerte en los años 50 al intentar construir una serie de microcoches, así como un equipo para hacer funcionar con gasoil los motores de gasolina, llamado Adapt-oil, cuya historia sigue siendo un enigma en muchos de sus apartados", recuerda Miguel Pascual. En su opinión, el proyecto era bueno, pero tuvo que quedarse prácticamente en potencia. José González Torres, propietario de T.Z (calle San Juan de la Peña, 52) no utilizó sus instalaciones para la construcción del Sider, realizándose todo el proyecto de estudio, diseño y construcción en Talleres Jordá S. A. (Avenida de Cataluña, 21), que era una empresa dedicada a la fabricación de herramientas industriales de gran calidad y proveedora de firmas como Seat o Fasa.

El vehículo definitivo fue presentado desde 1958 hasta 1960 en multitud de certámenes y ferias de toda España. Pero a pesar de las características técnicas y de habitabilidad muy logradas, su tardía comercialización y alto precio lo condenaron al más rotundo de los fracasos.