«Las bibliotecas están llenas de ideas, tal vez sea la más peligrosa y poderosa de las armas», dijo en una ocasión la escritora de fantasía Sarah J. Maas. Hoy viernes se ha celebrado el Día de las librerías, que más allá de ser una jornada de alguna manera festiva o conmemorativa es también y sobre todo reivindicativa. Libreros de toda Zaragoza han programado presentaciones de libros y otras actividades con las que dar visibilidad a estos establecimientos como comercio de cercanía frente a las grandes plataformas de venta on line.

De ahí el lema de esta edición, Las librerías nos tocan, que alude al contacto directo y la unión entre el librero, el libro y el lector en este tipo de espacios. Carlos Cloig es un cliente que suele frecuentar las librerías en busca de las últimas novedades y aficionado a la ciencia ficción, a la novela histórica y a los clásicos: «Prefiero comprar de manera física porque valoro mucho la cercanía con los clientes, es algo que en otras plataformas donde no hay un intermediario para asesorarte no existe», explicaba en la librería General.

Sin embargo, a pesar del mejor trato con el cliente, el dinero sigue siendo un obstáculo que está haciendo que la venta presencial decrezca, al tiempo que crece en plataformas digitales: «Para mí depende sobre todo del precio. Comprar por internet es más barato que comprar en persona, por eso a veces lo valoro más aunque se pierda esa atención más personalizada con el cliente. Si vengo a aquí es para fijarme en el contenido de alguna obra y ver si me interesa algo», aclara An Xu mientras hojea un libro en la General.

Sin embargo, una de las virtudes de la venta física de libros frente al comercio digital es ese tratamiento más personalizado hacia los clientes: «Yo creo que algo se nota, pero aquí al menos si que hay bastante gente muy fiel, que viene siempre. Esa gente que lleva años viniendo tiene mucha confianza en sus libreros, te piden muchas recomendaciones. También nosotros los vamos conociendo, vemos qué tipo de lectura les gusta o qué cosas pueden romper el esquema de lo que leen siempre pero les va a atraer. Sobre todo lo que te aporta una librería física es el vínculo que se crea con ellos, poco a poco vas cogiendo algo de confianza con los clientes y, esa gente sí que viene a una librería pequeña en vez de a una gran superficie porque ya ha establecido ese vínculo de confianza y de conocimiento», expuso Itziar Abril, librera de Cálamo.

Un sentimiento que comparte Rosa María Pérez, asidua a las librerías y aficionada a la novela en general. «Me gusta venir aquí porque puedes pasear, y parece una biblioteca donde hay incluso sitios en los que te puedes sentar para hojear los libros y eso creo que es muy interesante para el lector. Aunque alguna vez compro algún libro de manera on line hay tanta variedad de librerías que prefiero comprarlos físicamente, además el vínculo que se genera con los libreros es único, te recomiendan obras que a lo mejor no habías considerado pero que te acaban gustando, y eso es algo que comprar por internet no te aporta nada», concluye. H