INTERPRETES: I Musici

OBRAS: Vivaldi, Rossini y otros

LUGAR: Sala Mozart del Auditorio

FECHA: Miércoles, 12 de mayo

ASISTENCIA: Media entrada

Dos días después del estupendo concierto de la Academy of St. Martin in the Fields, la Sociedad Filarmónica repetía sesión musical en la semana, esta vez con unos viejos conocidos: I Musici., un grupo que, con las imprescindibles renovaciones de plantilla, lleva medio siglo en los escenarios. Cuando este conjunto italiano iniciaba su andadura, rompía moldes con sus vivaldis de líneas delgadas, con su discurso contundente y su renuncia a todo romanticismo y afectación. En las décadas siguientes llegó, del norte europeo, el revisionismo barroco. Las nuevas generaciones de intérpretes italianos convirtieron en su estandarte la ruptura con los modos amables y la búsqueda de un lenguaje abiertamente teatral y dramático. Esto ha dejado a I Musici en la retaguardia estética. En ella permanecen, con firmeza, parece que a gusto, y con las querencias de buena parte del público.

Su principal problema es la pérdida de la brillantez técnica de antaño. En el concierto de ayer (que gustó mucho más de lo razonable) menudearon los problemas técnicos, con solistas ocasionalmente desafinados (¡ese viola!) y desajustes inimaginables en ellos hace tan solo una década.

El programa encajaba en lo que el grupo ha hecho su vocación. Primero, Vivaldi: un concierto para violín con Eco en la lejanía , no de lo mejor de su autor, un entretenido Cuádruple concierto para violines y cellos y el más conocido La tempest di mare . En los momentos más vibrantes de las dos últimas páginas es cuando más se pudo saborear la vitalidad del conjunto y su fe en esas obras del período más feliz de la música instrumental ítala.

La segunda parte, tras un concierto de Pergolesi, entraba en terrenos más desenfadados, con un Divertimento de Rolla y una colección de piezas de Rossini arregladas para cello y cuerdas por Vito Paternoster, solista del grupo. Terminar con una célebre tarantella napolitana garantizó el éxito, redondeado con otra divertida pieza de Rossini, esta vez a ritmo de bolero.