El mal de archivo nunca termina; es permanente y se extiende sobre cualquier actividad humana, insiste Víctor Solanas-Díaz (Tolosa, 1977) cuando se refiere a su proyecto artístico: la catalogación, la ordenación, y el inventario son permanentes y extensibles a cualquier actividad humana pues continuamente se incorporan nuevos elementos que desplazan y modifican el orden de la estructura inicial en uno o varios lugares concretos, obligándonos a distribuir todo de nuevo. Una constatación que Solanas-Díaz decide abordar desde la teoría y mediante obras, acciones e intervenciones artísticas con el propósito de crear un método personalísimo que identifique su voz y la diferencie del resto de voces, sabedor de lo complicado que es hacerse oír y ser escuchado.

La escritura de Thomas Bernhard inspiró, o mejor decir acompañó, el proyecto Der Stimmenimitator que citaba directamente el título del libro El imitador de voces, y el del relato protagonizado por un imitador de voces incapaz de imitar la suya propia. Con Bernhard, Solanas-Díaz comparte mucho: el complejo desarrollo del acto creativo, abierto constantemente a la indeterminación y al azar; la imposibilidad última de culminar todo proyecto; o la necesidad de crear determinados recursos estilísticos ante la insuficiencia de un idioma que, en su complejidad, da entrada al azar y a la posibilidad cierta de un estancamiento que obliga a empezar de nuevo la operación, sujeta al vértigo de tener que hacerlo desde una voz única que, indefectiblemente, se quebrará. Y vuelta a empezar sin haber finalizado.

El proceso ha de centrar la atención. Surgen entonces interrogantes: ¿qué va primero?, ¿y en segundo lugar? Los planteó Derrida en su libro Mal de archivo. Una impresión freudiana. De todos modos, de lo que no hay duda, es de que cualquier archivo debe ser organizado; palabra de Georges Perec que Víctor Solanas-Díaz se afana en establecer mediante una secuencia de obras dispuestas según el orden de una cuidada puesta en escena.

Centrar la atención

Entre sus proyectos más destacados figura Der Stimmenimitator, o mejor El imitador de voces, dado que los elementos a clasificar fueron los libros de Thomas Bernhard traducidos al castellano por Miguel Sáenz, que Solanas-Díaz organizó en tres actos: 1) Corrección, articulado mediante bloques de matrices de etiquetas adhesivas archivadas en fundas de plástico; algunas de las etiquetas las despega según diferentes fórmulas que incluyen algoritmos y procesos aleatorios, al modo de las experiencias realizadas por el grupo experimental literario Oulipo. Y todas acogen diversos tipos de signaturas referidos a libros de Bernhard. 2) Simplemente complicado rompe la horizontal de la secuencia anterior mediante la distribución vertical de hojas de papel en escritura Braille con el análisis que Solanas-Díaz hace de la obra de Bernhard; que también ofrece en grabación sonora. Y 3) La fuerza de la costumbre, bloques de libros ordenados alfabéticamente dentro de prensas de madera, sujetas por sargentos metálicos, que delimitan y acotan espacios.

En el capítulo Notas breves sobre el arte y el modo de ordenar libros de su obra Pensar / Clasificar, Perec advierte que una biblioteca que no se ordena se desordena. A continuación, clasifica dos tipos de desórdenes: el espontáneo y el que exalta la frialdad eficaz del gran ordenamiento. Entre ambos, anota, siempre se termina por ordenar los libros, una operación desafiante y deprimente; razón por la cual evitó organizar la mayoría de sus libros: «Los que no están ordenados de un modo definitivamente provisorio lo están de un modo provisoriamente definitivo, como en el Oulipo». Aunque Solanas-Díaz lo cita no sigue el método Perec cuando organiza los libros pero, quizá para no caer en la mezquina tentación de la burocracia individual, al decir de Perec, que consiste en situar cada cosa en su lugar y encontrar un lugar para cada cosa, y viceversa, Solanas-Díaz construye los bloques con decidido impulso escultórico para así trastocar la rigidez del sistema clasificatorio y «retener el objeto intelectual hasta su dominio absoluto», como Bernhard escribiera en su libro Corrección.

La pulsión del archivo, uno de los paradigmas del arte contemporáneo, activó Duraciones I-VI, una reflexión sobre el tiempo. Warren Neidich, teórico que atiende a la influencia de lo digital en la transformación de las condiciones de la cultura, sostiene que el cerebro está evolucionando a medida que sus formas de espacialidad y temporalidad se asocian a tecnologías cada vez más sofisticadas que, a su vez, se adaptan y sincronizan con las que operan a nivel neuronal. Un ejemplo es la conversión del espacio-tiempo lineal extensivo en espacio-tiempo intensivo.

El primero puede aplicarse sobre un flujo de tiempo dividido en instantes de duración que se pueden contabilizar; mientras que el segundo se caracteriza por secuencias de temporalidad encajadas una dentro de otra, y abiertas a relaciones múltiples y complejas. Entre los riesgos de las nuevas tecnologías digitales, Martin Dodge y Robert Kitchen señalaron la pérdida de tiempo como algo serial y extensivo, lo que supondría la destrucción de las formas tradicionales de interacción social y cultural o la promoción de una culturalización global. Es ahí donde podría situarse el proyecto que Solanas-Díaz construye según las renovadas relaciones que el archivo establece con la memoria. Porque el impulso del archivo, defiende Hal Foster, tiene mucho que ver con el deseo de recobrar visiones fracasadas en la cultura y en la vida cotidiana dentro de las relaciones sociales alternativas que pretenden transformar el no lugar del archivo en el no lugar de la utopía.

No extraña que en su último proyecto, todavía en proceso, Dress Code, centre su atención en un elemento cotidiano que llega a través del correo: el sobre, cuya condición única -diseño, material, color...- hace de él un elemento inventariable en sí mismo, que no precisa ser intervenido. Porque, en definitiva, señala Solanas-Díaz: solo se trata de ordenar con un sentido que viene determinado por los elementos formales básicos contenidos en la estructura general del objeto/sobre.