Si en agosto Francisco Camps dejó sin poder en su gobierno a los fieles a su predecesor, Eduardo Zaplana, ayer consumó la laminación de sus rivales en los órganos directivos del partido. "Estamos hablando, no negociando", afirmó el portavoz del Gobierno, Esteban González Pons, horas antes de someter a votación la nueva junta directiva. Y así fue. Habrá cuatro vocales zaplanistas en una lista de 22, tres secretarios de 15 y una de seis secretarías ejecutivas.

Como estaba previsto, los diputados autonómicos por Alicante y Castellón, Adela Pedrosa y Ricardo Costa, ocuparán el segundo y el tercer escalón de poder respectivamente. El hasta ayer número dos del partido y cabeza visible del sector minoritario, el presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, admitió que lo obtenido es "mucho menos" de lo que esperaban.

Aunque por la mañana todos daban por hecho que no habría lista alternativa, las palabras de Ripoll en la presentación del informe de gestión en las que avisaba de que lucharía "para que los alicantinos tengan voz en el partido", sonaron a amenaza de defensa numantina.

NEGOCIACION TELEFONICA La situación se complicó a media tarde con la intervención desde fuera del congreso de Zaplana, que negoció con Camps directamente por teléfono, pero el presidente de la Generalitat no cedió, sabedor del apoyo del líder estatal, Mariano Rajoy. Primero se planteó un reparto de cargos al 50% con la amenaza de la lista alternativa aún en el aire. La intervención directa de Rajoy hizo descartar esta posibilidad y la oferta del zaplanismo quedó en un 40%-60%, que tampoco aceptó Camps. Al final tuvieron que aceptar un 20% de cuota y la lista única pudo presentarse sólo tres minutos antes de que acabara el plazo.

APARECE ZAPLANA A la hora de la votación entró por fin en escena el líder de la facción crítica. Zaplana y Camps se saludaron y se fueron a votar. Sólo faltaba saber el porcentaje de apoyo al presidente del partido que finalmente fue del 78%, 561 de 719 votos válidos. Los zaplanistas optaron por el voto en blanco, un 22%. Nadie se opuso. Camps había superado la prueba de fuego y en su agradecimiento destacó "la responsabilidad de los militantes" y su intención de comunicar el resultado a Mariano Rajoy a quien también consideró "ganador del congreso".

La clara derrota del zaplanismo no satisfizo a todos en el sector contrario, algunos de cuyos miembros expresaron su sensación de que "la crisis se ha vuelto a cerrar en falso".

La pugna por el poder dejó en segundo plano las ideas fuerza que guían desde hace tiempo al PP valenciano en su papel de oposición territorial a Zapatero. El encargado de recordarlas fue el propio Camps en el discurso de presentación de su candidatura. "Nos han quitado el agua y quieren quitarnos la lengua", afirmó el líder popular, que lanzó una dura diatriba contra "un gobierno que se arrodilla ante un chantajista, independentista como Carod-Rovira".