Los terroristas apresados ayer en la provincia de Cuenca han corrido la misma suerte que los que el pasado 24 de diciembre pasado iban a provocar una masacre en la estación de Chamartín, en Madrid. En ETA crece la sensación de que los comandos operativos se encuentran controlados por las fuerzas policiales, y de que en cuanto se mueven son detenidos. La carrera de éxitos policiales contra la banda terrorista ha jalonado el 2003. Las reformas legales han dejado a la organización sin respaldo político.