No hubo puntualidad británica en la llegada de la princesa Ana de Inglaterra a Gibraltar. A pesar de volar en avión privado, la segunda hija de la reina Isabel II aterrizó ayer con cerca de media hora de retraso. Un pequeño contratiempo en comparación con el incidente diplomático que ha provocado su presencia en la colonia coincidiendo con la celebración del tercer centenario de la toma del Peñón por los británicos.

Desde Buckingham Palace se ha justificado el viaje como una mera respuesta a la "invitación oficial" de las autoridades gibraltareñas. Hacía 50 años que la princesa Ana no pisaba la colonia. La última vez acompañó a su madre, Isabel II. Para las fuerzas políticas del Campo de Gibraltar, podía haber esperado un poco más. Por una vez, socialistas y populares se dan la mano. Según Jorge Ramos, coordinador del PP en Algeciras, la soberanía de Gibraltar es un "asunto de Estado" ante el que no caben fisuras.

La presencia de la princesa en Gibraltar ha provocado menos revuelo entre los llanitos, los habitantes de la colonia. Hubo más banderas británicas el Día de Gibraltar que en la visita de la hija de su Majestad. Nada más llegar la princesa Ana, ataviada con un abrigo rosa palo y un sombrero a juego, sonó en el aeropuerto el himno británico. Luego pasó revista a las fuerzas militares destacadas en el Peñón.

Pequeño baño de multitudes

Acompañada por el gobernador de Gibraltar, sir Francis Richards, y el ministro principal, Peter Caruana, se dirigió a una céntrica plaza, cuya reciente remodelación inauguró. Una decena de jóvenes interpretaron Cats , uno de los más clásicos musicales londinenses, ante la princesa, que rompió en aplausos y les saludó uno a uno.

Fue el acto que más público congregó y, por eso, aprovechó para darse un breve baño de multitudes. Algunos recordaban su visita anterior, cuando todavía era una niña y quiso llevarse uno de los famosos monos de Gibraltar. Entre los ciudadanos del Peñón, el mismo ánimo de siempre: "Nosotros somos de la corona británica y es normal que la princesa venga. Los españoles siempre con la misma historia", decían algunos.

En la frontera, la cola para entrar en Gibraltar era más larga que nunca. Un político socialista lo justificaba así: "Eso es lo que pasa con tanta prepotencia británica. El Gobierno español responde ante la provocación y recrudece los controles. Y durará varios días".