El rey Juan Carlos felicitó ayer a los cerca de mil militares de la base de infantería de Araca (Alava) por su trabajo, sacrificio, "servicio a España y cariño a las Vascongadas". Juan Carlos I empleó así un término que alude al uso del idioma vasco, pero que, por su apropiación por el régimen franquista, provoca rechazo en las formaciones políticas vascas.

El Monarca, que pisaba por primera vez en 17 años una instalación militar en Euskadi, estuvo acompañado en su recorrido por el cuartel de Araca --que hoy ocupan los componentes de la Brigada San Marcial V-- por el ministro de Defensa, José Bono, y por el jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, Luis Alejandre.

Ninguna fuerza política se refirió después del acto a las breves palabras que el Rey pronunció durante el improvisado brindis con el que, al finalizar la visita a las instalaciones, quiso mostrar su apoyo a los mandos de la brigada.

SIN POLEMICA En la visita a la base militar participaron las autoridades alavesas del PP, pero no acudió el lendakari, Juan José Ibarretxe. La presidencia del Gobierno vasco argumentó que Ibarretxe no tiene "costumbre" de participar en "actos castrenses". Tampoco fue ningún otro miembro del Ejecutivo de Vitoria.

Esta ausencia volvió a cosechar las críticas del PP, que la consideró una "descortesía" a la Corona. Sin embargo, la portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate, adujo que la postura de Ibarretxe había sido conocida con antelación suficiente por el Ministerio de Defensa y por la Casa Real y que en ambos casos se entendió con "normalidad".

Azkarate advirtió de que el Ejecutivo vasco no deseaba entrar en "polémica alguna" a cuenta de la visita "militar". Precisó que el acto de Araca contaba con "el respeto" de Ibarretxe y del Gobierno vasco.