María Teresa Fernández de la Vega es casi la única persona que ha tenido éxito en su salto del mundo judicial al político. Desde joven combinó ambas carreras --con más intensidad la primera--, en las que siempre ha tenido el reconocimiento unánime de sus compañeros y de sus rivales.

Esta juez, soltera y nacida en Valencia en 1949, obtuvo el doctorado en la Universidad de Barcelona, donde trabajó como profesora ayudante de Derecho Laboral.

La Magistratura de Trabajo de esta ciudad fue su primer destino tras ingresar, en 1974, en el cuerpo de secretarios jurídicos laborales. También en la capital catalana se aficionó a la política. Militó en el PSUC hasta 1979. Fue una de las primeras mujeres en formar parte de la asociación Jueces para la Democracia.

Especialista en Derecho Comunitario por la Universidad de Estrasburgo, su expediente está plagado de números uno. Jefa de gabinete del primer ministro de Justicia del PSOE, Fernando Ledesma, se mantuvo en este departamento hasta 1985, en unos años en que se elaboró un nuevo mapa judicial y se dobló el número de jueces.

En 1990 fue elegida vocal del Consejo General del Poder Judicial en el turno de juristas de reconocido prestigo. Su cargo político más relevante fue el de secretaria de Estado de Justicia con Juan Alberto Belloch y se convirtió en una viceministra al unificarse esta cartera y la de Interior.