El presidente tendió la mano a las autonomías y éstas le tomaron el brazo. En mayo, José Luis Rodríguez Zapatero anunció que los presidentes de las autonomías fronterizas podrían acompañarle a alguna de las cumbres que España celebra con sus países vecinos. Poco podía imaginar entonces que, al invitar al gallego Manuel Fraga a la cumbre hispano- lusa de Santiago de Compostela del próximo viernes, otros tres presidentes autonómicos iban a forzar su presencia en el encuentro.

La capital gallega estaba llamada a acoger la primera experiencia piloto de este nuevo formato de citas internacionales. Zapatero eligió Santiago como sede de la cumbre hispano-lusa para poder sentar a la mesa a Fraga sin generar agravios comparativos, pues el veterano presidente de la Xunta, además de representar a la comunidad más vinculada a Portugal, no milita en el PSOE, sino en el PP. Pero las previsiones de la Moncloa se revelaron erróneas.

En cuanto se supo que Fraga ejercería de anfitrión en la cumbre hispano-portuguesa, los presidentes de las otras tres comunidades limítrofes con el país vecino transmitieron a Zapatero que no querían ser excluidos del encuentro. Junto al presidente de Castilla y León, el popular Juan Vicente Herrera, plantearon esta demanda los socialistas Manuel Chaves y Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidentes de las juntas de Andalucía y Extremadura, respectivamente. Y Zapatero no tuvo más remedio que invitarles a la cumbre.

Pero la decisión del presidente no hizo sino complicar más los preparativos de este encuentro. Fuentes de la Moncloa aseguran que el equipo de la Presidencia del Gobierno ha tenido que contactar con los cuatro ejecutivos autonómicos para reclamarles que reduzcan drásticamente las comitivas. Y es que el elevado número de asistentes amenazaba con convertir la cita en un fiasco.

PRECEDENTE La propuesta inicial del Ejecutivo era que las autonomías limítrofes pudieran participar en los trabajos bilaterales cuando los asuntos afectaran a sus competencias. Un novedoso planteamiento que, con cuatro presidentes autonómicos sentados en la mesa, difícilmente se podrá llevar a la práctica.

En la Moncloa se preguntan si este episodio sentará precedente. La respuesta se conocerá en breve, pues el 9 de diciembre se celebra la cumbre hispano-francesa en Zaragoza. Al anfitrión, Marcelino Iglesias, podrán sumarse Pasqual Maragall, Juan José Ibarretxe y Miguel Sanz.