Piotr Verzílov, activista del grupo punk Pussy Riot, fue ayer ingresado en un hospital de Moscú en un estado «crítico» y con supuestos signos de envenenamiento. Verzilov, que es también uno de los editores de la plataforma independiente de noticias Mediazona y uno entre los cuatro activistas que saltaron al campo del estadio Luzhnikí durante la final del Mundial de fútbol entre Francia y Croacia, ingresó en la unidad de toxicología del Hospital Cínico Bakhrushin después de que empezara a sentirse mal tras una visita en un tribunal el pasado martes.

Su pareja, Veronika Nikúlshina, indicó al diario digital Meduza, que primero «empezó a perder su vista, después su capacidad de habla y después la de moverse. Cuando llegaron los paramédicos su estado empeoró drásticamente y empezó a convulsionar».

En principio, el personal médico se negó a decirle que habían diagnosticado un envenenamiento. Asimismo no permitió que la madre de Verzílov viera a su hijo, insistiendo que tampoco podían darle ningún dato sobre su estado de salud hasta que él mismo firmase la autorización. Sin embargo, los amigos del activista denuncian que Verzílov no puede firmar ningún permiso en el estado en que se encuentra.

Por otro lado, Alexander Petrov y Ruslan Boshirov, los dos hombres identificados por el Reino Unido como sospechosos del envenenamiento del exespía ruso Serguei Skripal y de su hija Yulia en marzo pasado, han asegurado que son empresarios y «no agentes de la inteligencia militar rusa» y que fueron a Salisbury «como turistas».

«Los amigos nos habían aconsejado hace mucho visitar esa maravillosa ciudad», han señalado en una entrevista exclusiva concedida a Margarita Simonián, la directora de la cadena de televisión internacional rusa RT. Petrov y Boshirov han explicado que decidieron ir a Londres «para desmadrarse», y quisieron aprovechar su breve visita a Reino Unido para visitar Salisbury, «una ciudad turística, que tiene una famosa catedral conocida no solo en Europa, sino en todo el mundo, por su aguja de 120 metros y su reloj».

«Estuvimos sentados en un parque, entramos en una cafetería para tomar un café. Estuvimos paseando y disfrutando de la arquitectura gótica inglesa», ha agregado Boshirov. Los dos hombres acusados por el Gobierno británico de ser agentes de la inteligencia militar rusa (GRU) han negado ese hecho y han asegurado que son «empresarios» en el ámbito de la industria del fitnes.

«Si ahora revelamos detalles sobre nuestro negocio, saldrán perjudicadas las personas que trabajan con nosotros», dijo Boshirov al argumentar su negativa a precisar más detalles sobre su ocupación. A la pregunta de por qué fueron dos veces a Salisbury, los dos supuestos empresarios explicaron que cuando fueron por primera vez había mucha nieve y por eso decidieron volver el 4 de marzo, el día en el que fueron envenenados Serguéi y Yulia Skripal.