El presidente de EEUU, George Bush, acusó al candidato demócrata a la Casa Blanca, John Kerry, de alentar a los insurgentes iraquís al proponer la retirada de Irak de un número importante de soldados en un año. El lunes, en efecto, Kerry sugirió "reducir significativamente en un año la presencia de tropas estadounidenses en Irak". En Nuevo México, el miércoles, en un discurso ante 15.000 personas, el presidente le respondió.

"Todos queremos que su misión (la de las tropas estadounidenses) se complete lo más pronto posible, pero no se va a completar como queremos si el enemigo piensa que vamos a retirar un número sustancial de efectivos en seis meses", explicó. En un debate a larga distancia sobre la guerra, Bush y Kerry han empleado los últimos seis días en retarse. Aunque la discusión, por ahora, pone en más apuros al demócrata, el presidente se mueve también en arenas movedizas: los combates en Nayaf han resucitado las críticas a su falta de planes para la posguerra.

RESPUESTAS AMBIGUAS El debate se intensificó cuando Bush pidió a Kerry que contestara con un o un no a una cuestión que el demócrata no ha tratado aún con claridad. ¿Habría votado para autorizar la guerra --como hizo-- sabiendo lo que sabe ahora sobre el fracaso en la búsqueda de las armas de destrucción masiva?

Kerry, reconocen sus propios ayudantes, está atrapado entre la necesidad de autorretratarse como un comandante en jefe firme y la de atraer a la creciente porción de demócratas y votantes que desaprueban la guerra. Pero su estilo, con discursos llenos de matices que escapan al ciudadano ordinario y son aprovechados por los republicanos, está haciéndole perder los primeros combates de estos inusuales debates de agosto. "Es frustrante", reconoció el senador demócrata Joseph Biden.

UNA CAMPAÑA MOVIDA Kathryn Dunn Tenpas, experta en temas de gobierno de The Brookings Institution, augura que esta campaña va a ser una de las menos tranquilas. "Kerry no puede tomarse ni un segundo y para los republicanos es la más importante de su historia", analiza en una entrevista por teléfono. Según ella, Irak no va a ser el tema central de la recta final de la campaña. "Los estadounidenses están más preocupados por las alertas terroristas y ahí es donde Bush va a enfocar el debate: en la seguridad nacional", dice.

Ni siquiera que la cifra de soldados muertos en Irak alcance el millar durante la convención del Partido Republicano sería un asunto preocupante para Bush. Eso sí, el presidente se haría "vulnerable" si aumentara la violencia en Irak. Ese es, justamente, uno de los puntos fuertes de los ataques de Kerry.