Testimonio de un familiar afectado

Niños robados en Aragón: "Solo sé que mi hermana no murió en el momento que nos dijeron"

Teresa La Rosa es una zaragozana que lleva buscando a su hermana desde 1991

Una mano de un bebé, en una imagen de archivo.

Una mano de un bebé, en una imagen de archivo. / Efe

Judit Macarro

Judit Macarro

Durante los años 1938 y 1996 se estima que en España fueron sustraídos ilegalmente 300.000 recién nacidos y menores. Entre los casos de Aragón –con 38 denuncias que han salido a la luz según el Observatorio de las Desapariciones Forzadas de Menores– está el de Teresa La Rosa, una zaragozana que lleva buscando desde 1991 a su hermana supuestamente fallecida de bebé. Una investigación que asegura haber tenido que hacer por su propia cuenta a través de «muchos documentos» que ha ido recopilando a lo largo de los años.

«No ha sido fácil», asegura a este diario. Es más, cuenta que ha sido como buscar una aguja entre cientos de páginas y actos de defunción hasta que por fin dio con «la incongruencia entre todos ellos». Fue así como La Rosa puso fin a las sospechas de que su hermana estaba viva. Tras largas revisiones a varias actas de fallecimiento comprendió que «si en varios sitios pone una muerte y los datos son diferentes sabes que algo raro pasa», indica.

Para explicar bien su historia, La Rosa se remonta al año 1991. «Estaba en casa con mi familia cuando ojeando una revista mi hermano me dijo, sorprendido, que me parecía a una de las mujeres que salían en la portada», recuerda. Fue entonces cuando se sembró la primera semilla de dudas y comenzaron a indagar más sobre la posibilidad de que su hermana estuviera viva. «Es un proceso muy complicado y difícil en el que las familias afectadas contamos con muy poca ayuda y donde siempre hay muchas dudas», expone. Una investigación tan compleja que, tras 33 años de «lucha», La Rosa y sus familiares todavía desconocen la identidad de su allegado.

«No estamos seguros ni siquiera de que sea hombre o mujer. Lo único que sabemos es que no falleció cuando nos dijeron que había muerto y que siguió con vida durante más años», cuenta la afectada.

A través de su experiencia, La Rosa decidió ponerse manos a la obra e «intentar ayudar a otras personas a reencontrarse con sus familiares», cuenta. Por eso, su actual labor en la Asociación de Bebés Robados de Aragón es «recomponer lo que ha sido hasta ahora». 

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