Reforzado por la sólida victoria que consiguió el martes, el presidente de Estados Unidos, George Bush, tendió ayer la mano "a cualquiera que comparta" sus objetivos al presentar públicamente los planes para el segundo mandato que le han concedido los estadounidenses. En po- lítica interna, estos planes comienzan con la trilogía de prioridades de sus partidarios conservadores: reforma de la Seguridad Social, del sistema de impuestos y de la educación.

"He ganado capital político en estas elecciones y lo voy a gastar en lo que dije a la gente que lo gastaría", dijo Bush a modo de advertencia solapada dirigida a la baqueteada oposición demócrata, que el martes no sólo perdió la Casa Blanca sino las dos cámaras del Congreso. Como dijo el influyente activista conservador Richard Viguerie tras la amplia victoria republicana: "Si no activamos un programa conservador ahora, ¿cuándo lo vamos a hacer?"

COOPERACION PARTIDISTA Aun así, el presidente trató de mostrarse conciliador en su primera conferencia de prensa tras la jornada electoral del pasado martes, haciendo llamamientos a la cooperación entre los dos partidos. "Los estadounidenses esperan un esfuerzo bipartidista y resultados", señaló. Además, Bush esquivó los temas que más apasionadamente dividen a los estadounidenses. Uno de ellos es el nombramiento de nuevos jueces en el Tribunal Supremo, que puede escorar más hacia la derecha el equilibrio ideológico de la más alta magistratura nacional por décadas. "No hay vacantes en el Supremo, así que me ocuparé de ellas cuando las haya".

La polémica reforma de la Seguridad Social que se propone llevar a cabo encabezará los esfuerzos del Gobierno estadounidense durante los próximos cuatro años. "Empezaremos ahora con la Seguridad Social", explicó, haciendo hincapié en que la reforma será difícil y costosa.

AMENAZADA DE BANCARROTA En Estados Unidos, la Seguridad Social cubre sólo las pensiones y está amenazada de bancarrota por el peso de los 77 millones de pensionistas que llamarán a sus puertas en los próximos años. Bush se propone privatizarla parcialmente para que los trabajadores puedan depositar en cuentas individuales parte de sus contribuciones a este fondo y luego invertirlas en el mercado de valores. "Este plan augura una catástrofe", advirtió durante la campaña el derrotado candidato demócrata, John Kerry.

El segundo objetivo en la lista de prioridades del presidente es llevar a cabo una reforma del sistema de impuestos, que los conservadores persiguen desde hace décadas. "Nos proponemos simplificar los impuestos", manifestó Bush tras calificar al actual sistema fiscal de "complicado y obsoleto". El presidente subrayó que trabajará por un nuevo sistema "que sea justo, elimine las recompensas para intereses especiales y anime a la gente a invertir y a ahorrar".

La reforma educativa que ayer anunció el presidente incluirá la inversión de 250 millones de dólares anuales (195 millones de euros) en los institutos de enseñanza media. Bush aseguró también que se propone trabajar para reducir el ingente déficit presupuestario que arrastra el país --que este año alcanzará los 415.000 millones de dólares (323.000 millones de euros)-- con "disciplina en el gasto y con el crecimiento de la economía".

El presidente reelegido dijo que sus presupuestos contemplan la reducción del déficit "a la mitad en cinco años", y aseguró que el Estado "está incrementando sus ingresos" a pesar de los recortes de impuestos que puso en marcha tras su llegada a la Casa Blanca.