El Ejército de EEUU contempla reforzar las tropas que mantiene desplegadas en Irak para hacer frente a la espiral de violencia que sacude al país y garantizar la seguridad de las elecciones generales previstas para finales de enero. Ayer mismo, los insurgentes lanzaron varios ataques en cadena contra fuerzas iraquís y estadounidenses en Bagdad que causaron la muerte de 15 personas.

El alto mando estadounidense considera insuficiente la cifra de 140.000 soldados que actualmente combaten a la resistencia en Irak y está estudiando enviar más soldados al país. Se habla de un contingente que oscilaría entre 3.000 y 5.000 hombres, dependiendo de cómo se desarrollen las operaciones militares que se llevan a cabo en el norte del país. En Faluya, al oeste de la capital, aún quedan bolsas de resistencia, pero en Ramadi y Mosul los insurgentes están lejos de rendirse.

En Bagdad, los rebeldes se enfrentaron a tiros a unidades iraquís y norteamericanas en los distritos de Azamiyah y Amiriyah. Los combates dejaron al menos ocho muertos. En el oeste de la capital, varios hombres armados asesinaron a tiros a cuatro funcionarios del Ministerio de Trabajo, mientras que en otra emboscada a una patrulla estadounidense los insurgentes mataron a un soldado e hirieron a otro.

En el centro de la ciudad, en la calle de Sadún, un suicida lanzó un coche cargado de explosivos contra un convoy formado por cinco coches todoterreno, vehículos que por lo general son utilizados por las empresas que trabajan para el Ejército de EEUU. La explosión mató a un civil iraquí. También murió asesinado en la capital un coronel de policía. En Ramadi, unos 10 iraquís murieron en diferentes acciones armadas.

NUEVE IRAQUIS MUERTOS En el norte del país el panorama no es más alentador. En Mosul, ciudad que sigue bajo el asedio de las fuerzas de Irak y EEUU, la policía informó de la muerte de nueve soldados iraquís cuyos cadáveres fueron hallados con un tiro en la cabeza.

Entretanto, las autoridades de Polonia anunciaron ayer la puesta en libertad de Teresa Borcz, la mujer polaca que fue secuestrada el mes pasado en Bagdad. Borcz, casada con un iraquí, viajó a Varsovia, donde compareció en una rueda de prensa junto al primer ministro, Marek Belka. "Me mantenían encerrada en una habitación muy limpia, recién pintada --relató Borcz--. Estaba bien alimentada, no me faltaban agua ni productos de higiene. Los secuestradores me trataron bastante bien".

Belka no dio detalles sobre la liberación de la rehén, y sólo dijo que se había logrado gracias a las gestiones llevadas a cabo por varios países.