La debacle electoral de John Kerry abre un proceso de reflexión en el Partido Demócrata, que tras la retirada de Bill Clinton sólo ha encadenado derrotas. Primero fue el fracaso de Al Gore en el 2000, luego el retroceso en las legislativas del 2002 y ahora el doble varapalo, en las presidenciales y en el Congreso. En este sombrío panorama, un nombre empieza ya a sonar con fuerza como la esperanza demócrata: Hillary Clinton.