Por 67 votos a favor, 45 en contra y 7 abstenciones, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, logró ayer el apoyo del Parlamento israelí (Kneset) al plan de evacuación de todos los asentamientos de la franja de Gaza, ocupada desde hace 37 años, y de cuatro de Cisjordania. Sharon gana una crucial batalla que, de prosperar, acabará a finales del 2005 con un hecho histórico: la primera retirada de Israel de parte de los territorios palestinos ocupados.

Sin embargo, la batalla que ganó ayer con la ayuda de la oposición --el laborismo y la izquierda pacifista-- no le garantiza a Sharon la victoria en la guerra. Por un lado, la extrema derecha se ha convertido en su enemiga. Pero, sobre todo, Sharon afronta una rebelión en su partido, el Likud. A última hora de la noche, el mandatario israelí anunció la destitución del ministro sin cartera Uzi Landau y del viceministro de Seguridad Interior, Michael Ratzon: ambos habían votado en contra del plan. Cuatro ministros que votaron a favor, liderados por el de Economía, Binyamin Netanyahu, amenazaron después de la votación con dimitir si Sharon no convoca en dos semanas un referendo sobre el plan.

PACTO A ULTIMA HORA La amenaza se produjo después de que, a última hora, Netanyahu alcanzara un pacto con el Partido Nacional Religioso por el cual esta formación ultra procolonos aceptaba permanecer en el Gobierno, donde tiene un ministro, si Sharon convocaba un referendo. Pero el primer ministro no quiere una consulta y está dispuesto a enfrentarse a su partido para sacar adelante el plan. Netanyahu dijo que no quiere derrocar a Sharon, pero que un referendo es la única forma de legitimar el plan y de mantener unidos al Likud y a la sociedad israelí.

No es un panorama fácil para Sharon, cuya situación en la Kneset y en el Likud cara a la votación de los presupuestos del Estado, la próxima semana, es precaria. El primer ministro necesita una mayoría que le permita sacar adelante esa votación para evitar la convocatoria de elecciones anticipadas. Pero la mayoría de diputados del Likud y su comité central apoyan, como mínimo, la consulta, cuando no se oponen directamente a la evacuación.

Además, la votación de ayer no implica que automáticamente empiecen a evacuarse asentamientos. La ley que aprobó la Kneset establece que cada una de las cuatro etapas de la salida deben ser aprobadas por el Gobierno. La primera, en marzo.

NUEVA REALIDAD Lo que Sharon obvió es lo que el líder laborista, Shimon Peres, califica de "nueva realidad". Y es que, como escribía ayer un columnista israelí, la votación establece "un nuevo hecho político que no desaparecerá aunque Sharon caiga". Es lo que entienden los miles de colonos que ayer se manifestaron, o los jóvenes que fueron detenidos el lunes por pintar en paredes de Jerusalén: "Primero Rabin; ahora, Sharon". O el 65% de los israelís que sí apoyan la evacuación.