Las apariencias engañan: los ciudadanos franceses interesados en las elecciones regionales y cantonales existen. Aunque son muy pocos, están divididos en dos grandes categorías. Por un lado, los que tienen algo concreto en contra del Gobierno conservador de Raffarin. Por ejemplo, los científicos, en pie de guerra. Por el otro, naturalmente, la propia clase política, a la cual parecen reservadas las claves de unas elecciones pensadas, en teoría, para acercar la política a la ciudadanía.Las ansias del Frente Nacional por castigar a la derecha democrática, las expectativas de la izquierda de recuperar parte de lo mucho perdido en las últimas elecciones nacionales y el pánico del primer ministro a quedar con las vergüenzas al aire tras dos años de mandato centran el interés de unos comicios que marcarán la segunda etapa de esta presidencia de

Chirac: unas claves endogámicas muy poco adecuadas para vencer la modorra democrática.*Periodista.