Los seguidores del clérigo Sadr aseguran que aunque pierdan el duelo militar con las poderosas tropas de EEUU habrán ganado la guerra política, pues el Ejército norteamericano ha atacado los lugares más santos del shiísmo y se ha puesto en contra a la mayoría de la población iraquí. Y no será una victoria pírrica, pues aunque Sadr sea capturado o muera, la profanación del mausoleo de Alí y del cementerio de Nayaf quedará en la conciencia de los shiís como un sacrilegio aún más grave que las torturas de la prisión de Abú Graib.*Periodista.