Los chilenos no dejan de hablar durante estos días, con sarcasmo, de dos familias ligadas a su modo por el uso y abuso de la máscara: ninguna de las dos es lo que parece ser. Una pertenece al mundo del culebrón televisivo: son los Pincheira, cuatro hermanos que, al morir sus padres, deciden convertirse en cuatreros. Para los terratenientes representan el mal mismo. Pero los Pincheira se consideran auténticos Robin Hood del Chile del siglo XIX.

El otro clan, el de Daniel López , hizo gala mediática de su honorabilidad. Se les conocía como los Pinochet hasta que se supo que el dictador había utilizado aquella identidad falsa --la de Daniel López-- para guardar parte de su dinero en un banco estadounidense. El alias de Pinochet terminó diciendo más de lo que él quiso ocultar.

Los López --como decidió rebautizarlos la revista The Clinic , mostrando una foto de familia en tiempos de despreocupación-- son ahora una dinastía atribulada. El lunes, el mismo día en que Augusto, el abuelo, era procesado por su presunta responsabilidad en el asesinato de nueve opositores, su hijo mayor, Augusto Pinochet Hiriart, recibía una pena de tres años de prisión e inhabilitación en el ejercicio de cualquier función pública por usar coches robados y portar armas ilegalmente.

El juicio tuvo hasta un lado patético: antes de conocerse el dictamen se cortó la luz y el acusado sufrió un desmayo. Al recuperarse, Pinochet Jr. --que no irá a la cárcel, ya que la pena le fue remitida, pero sí tendrá que presentarse periódicamente ante un tribunal-- debió añorar los años de impunidad.

A principios de los 90, en plena transición, el hijo del dictador estuvo vinculado a una gigantesca estafa. Entonces, su padre era aún jefe del Ejército y llegó a sacar las tropas a la calle para intimidar al presidente Patricio Aylwin. La causa contra Pinochet Hiriart --los famosos pinocheques -- resultaba tan delicada que Eduardo Frei, el sucesor de Aylwin, la mandó archivar. Una década más tarde, un Pinochet Jr. al borde de un ataque de nervios aseguró ser víctima de una "inquisición política".

Marco Antonio es el hijo menor de la familia. El juez Sergio Muñoz, que investiga el origen de la fortuna paterna, quiere saber cuál fue su relación con Yamal Batich, un traficante de armas que es pariente de Monzer al Kassar, otro conocido traficante. El menor de los Pinochet reconoce que la sociedad mira con desconfianza a los López . Su sobrino, hijo de Lucía Pinochet, trabajaba en Miami. Tras el descubrimiento de las cuentas bancarias del abuelo le cancelaron la tarjeta de crédito. "Y después lo despidieron de la empresa", afirmó el tío con amargura. El juez Muñoz trata de esclarecer por qué el nombre del sobrino aparece en algunas confusas transacciones bancarias.

Cólera materna

Mientras, Lucía Pinochet Hiriart, la hija del dictador, tuvo que defenderse del acoso de su familia. Había tenido un atrevimiento que dejó mudos a los generales retirados, defensores de la aplicación de corriente eléctrica a los detenidos. "Nada justifica esos hechos, que son aberrantes", dijo, refiriéndose al Informe sobre la Tortura. Las declaraciones encolerizaron a su madre, Lucía Hiriart.