LOS EQUIPOS de rescate removían ayer el lodo en busca de supervivientes tras las lluvias torrenciales caídas en las últimas horas sobre el norte de Filipinas y que causaron alrededor de 600 muertos. En la localidad de Infanta, las avalanchas cortaron la carretera e impidieron la llegada de víveres y agua potable. Un tifón afectará la región devastada en las próximas horas, según el servicio de metereología filipino.