Este joven zaragozano de 24 años es el organista titular de la iglesia de San Pablo desde hace un año. Además, estudia música antigua en Basilea y mantiene, a la vez, otras dos bandas, Los Ministriles y The Poncho’s.

—¿Cómo llega hasta el órgano de San Pablo?

—He estudiado órgano y trompa en los conservatorios de aquí, de Zaragoza, y cuando empecé con uno de los grupos con los que toco habitualmente, los Ministriles, surgió la oportunidad de hacer un concierto en la iglesia de San Pablo. Propusimos hacer medio concierto con ellos y otro medio con el órgano. A partir de ahí, empecé a hacer conciertos casi regularmente, se fue el organista titular que había y me ofrecieron sustituirle. Llevo un año, desde enero del 2019.

—¿Qué se experimenta al tocar un instrumento con tanta historia?

—Es un privilegio poder tocar un instrumento con una historia que se remonta a 1483. Es perfecto para todo el repertorio español barroco y renacentista, Cabezón, Aguilera de Heredia, Correa de Arauxo… incluso música europea barroca. Es un órgano típicamente español. Ahora están haciendo una limpieza, se restauró a principios de los 90 pero ya necesitaba una puesta a punto.

—También toca en los Ministriles, ¿en qué consiste su música?

—Es un grupo de instrumentos viento-metal y tocamos básicamente en procesiones. Intentamos que se recupere el amplio repertorio y patrimonio musical que hay vinculado con la Semana Santa. Polifonía del siglo XVI-XVII…

—¿Y cómo llega a estos géneros?

—He tenido la suerte de criarme en un entorno bastante privilegiado. Mis padres se dedican a la música antigua y he crecido junto a Los Músicos de su Alteza, el grupo que dirige mi padre, o a José Luis González Uriol, catedrático emérito de órgano y clavicémbalo en el conservatorio Superior, y José Luis González Valle, el canónigo y prefecto de música de la Seo.

—Por si fuera poco, también tiene una banda de swing…

—Sí, The Poncho’s. Nosotros lo catalogamos como party music. Hacemos versiones de música de los 50, los 60, soul, swing, algo de rock and roll… la intención es pasarlo bien.

—¿No vuelve un poco loco cambiar tanto de estilo?

—No, y además viene muy bien. Hacer tantas cosas y tan diferentes, ayuda mucho. Con The Poncho's gano soltura en el escenario, saber estar y no tener miedo a nada. Y la música antigua, realmente, es lo que más me llena.

—Ahora, de hecho, está en Basilea estudiando…

—Sí, en la Schola Cantorum Basiliensis haciendo un máster de interpretación histórica de trompa natural y clave. Estoy enfocando mi carrera en esa dirección.

—Es la escuela más antigua de música antigua…

—Sí, valga la redundancia, así es (ríe). Es una de las más prestigiosas del mundo.

—Ha de ser complicado llevar tantos proyectos y desde Basilea…

—Funcionamos de manera un poco distinta, pero aprovecho para las vacaciones para intentar reunir todas las energías en las actividades de Zaragoza.