El pasado ocho de febrero Pina de Ebro volvió a convertirse en escenario del tradicional encuentro de dance, este año en su quinta edición, en la que participaron, además de la agrupación anfitriona, los conjuntos de dos poblaciones de la Ribera Alta del Ebro: Novillas y Boquiñeni.

El dance pinero está dedicado a San Blas y es que, según aparece recogido en antiguos documentos, la devoción por este santo en la localidad, y con ella la interpretación de esta tradición folclórica que no sólo incluye bailes sino también la recitación de un importante cuerpo de versos, los denominados "dichos" que tienen una historia de casi tres siglos. No se le supone menor antigüedad que el dance de Boquiñeni, a pesar de que la única referencia cierta y escrita de su origen se encuentra en la celebración en 1998 del centenario de su primera recuperación.

Aunque en el encuentro de Pina sólo se ejecutaron mudanzas, este dance que Boquiñeni dedica a San Gregorio también tiene un importante cuerpo de "dichos", los cuales, además de la tradicional lucha entre las fuerzas del mal y del bien y los ejércitos paganos y cristianos, también cuenta con un apartado en el que el personaje del rabadán hace un repaso a la actualidad del pueblo e incluso critica a sus mujeres, las cuales, por medio de una representante, pueden contestarle y rebatir sus acusaciones configurando una interpretación participativa.

En cuanto al dance o paloteado de Novillas su origen puede datarse con cierta seguridad poco después del año 1678, cuando una comunidad de monjes dominicos fundó en el pueblo la Hermandad del Santísimo Rosario, a la cual está íntimamente ligada esta manifestación folclórica por supuesto dedicada a la Virgen del Rosario. Al igual que ha ocurrido con todos los dances aragoneses, el de Novillas se ha perdido y recobrado en varias ocasiones, hasta que en 1980 tuvo lugar la recuperación definitiva. Este paloteado incluye un total de diez mudanzas además de un vistoso baile de cintas y trenzados que los vecinos de Pina tuvieron ocasión de admirar.

Con todos estos ingredientes, el quinto encuentro tenía que ser un éxito. Tras la celebración de una eucaristía en honor a San Blas, los danzantes, presididos por la imagen de este santo, recorrieron el pueblo interpretando pasacalles hasta llegar al barrio que lleva el nombre de este patrón, y en donde dicha imagen fue depositada.

Después del descanso del mediodía, y a partir de las cuatro de la tarde tuvo lugar el festival propiamente dicho, una tras otra las diferentes agrupaciones ofrecieron una muestra de su arte, que fueron muy aplaudidas por el numerosísimo publico reunido. Por último, como ya es habitual en la localidad, las vecinas de San Blas obsequiaron a huéspedes y convecinos con la tradicional chocolatada que, cada año, pone un dulce punto final a esta fiesta tan entrañable y popular.

G. ABADIA