Las cifras que se mueven en torno al proyecto de BonÀrea en Épila resultan «espectaculares y mareantes», según indica el propio alcalde epilense, Jesús Bazán. Y es que para su implantación en esta localidad, el grupo alimentario Guissona requerirá de una superficie de 140 hectáreas (una pastilla de 2,5 km de largo por unos 500 metros de ancho) que se ubicarán en un terreno colindante con la autovía de Madrid (A-2) y la carretera autonómica A-1305, frente al actual Polígono Industrial de El Sabinar. Se trata de una pastilla de suelo con salida directa a la autovía que une con Madrid y Barcelona, y con la conexión con a autovía Mudéjar a Levante (A-23) a 10 minutos, y a otros 25 minutos de la A-68, que enlaza con la zona norte del país. Sin duda, un enclave privilegiado y estratégico.

Por ello, para asegurar este suelo a la compañía alimentaria y evitar especulaciones, el Gobierno de Aragón ya ha anunciado que expropiará próximamente los terrenos (solo entre un 30% y 40% de ellos es de titularidad municipal y se permutará, mientras que el resto está en manos de particulares) que más tarde la empresa comprará por el precio fijado.

Además, el Gobierno de Aragón, ante la imposibilidad del Ayuntamiento de Épila de hacer frente en solitario a esta inversión millonaria y teniendo en cuenta el interés general del proyecto, asumirá el coste de llevar los servicios a estos terrenos actualmente sin urbanizar. Es decir, se encargará de ejecutar las redes de abastecimiento y vertido, el suministro eléctrico, las redes de gas y la fibra óptica. También contempla la creación de hasta tres rotondas para facilitar la entrada y salida de vehículos del complejo, según se recoje en el convenio rubricado hace unos días.

EL AGUA, TEMA CLAVE

Mientras, el Ayuntamiento de Épila se ha comprometido a garantizar el suministro de agua necesario. «Este es un tema que preocupaba mucho a la empresa que manifestó unas necesidades de 1,5 millones de m³ al año y nosotros le pusimos sobre la mesa la disponibilidad de hasta 7 millones de m³ procedentes de varios pozos, de una reserva que se hizo de agua de Yesa y de un convenio con el sindicato de riegos», explica Jesús Bazán, todo ello para que vieran que la falta de agua no iba a ser un problema.

Asimismo, el consistorio facilitará la instalación de la empresa con una importante bonificación del 95%, el máximo permitido, en los impuestos municipales de construcciones y obras (ICIO), bienes inmuebles (IBI) y actividades económicas (IAE). Además, también está previsto realizar una modificación en la ordenanza relativa a las licencias de actividad, añade el primer edil.

Por su parte, entre otros, BonÀrea se compromete a ejecutar el proyecto en los plazos fijados y a contratar preferentemente a vecinos del entorno, siempre teniendo en cuenta unos requisitos de «capacidad y aptitud» fijados y contando con la colaboración del Inaem. T