Ya se ve que sin ellos no sabemos vivir, producir, lo que sea. Manifestarnos, esparcir bulos y rumores por canales nuevos, con menos control, por ahora. Los móviles son también ordenadores. Cada vez más. Pronto los ordenadores serán sólo móviles, del tamaño de un teléfono, y proyectarán un teclado virtual sobre la mesa, y se conectarán a todo, a cualquier cosa, a la ropa, a las nanomáquinas que nos irán reparando los destrozos interiores, por esa red de tuberías asombrosas. En fin. Pronto, pero tarde, hablaremos con esos chismes más que con los semejantes, ya casi es así. Entretanto hay mucha gente, quizá demasiada, que no puede acceder a una de estas máquinas, que son muy caras, como las conexiones a internet en España, etc. Las instituciones renuevan sus equipos informáticos y suele ocurrir que sencillamente no saben qué hacer con los viejos, no saben cómo deshacerse de ellos. No tienen protocolos ágiles para regalarlos sin más, no saben cómo donarlos y todos esos cacharros tan útiles en la mayoría de los casos, tan anhelados por tanta gente, se van amontonando por los pasillos, en en el mejor de los casos en enormes almacenes, naves en polígonos, montañas de ordenadores apilados sobre palés, sin que exista un mecanismo rápido y sencillo para deshacerse ellos, para darles una segunda vida. Las asociaciones de barrio, montones de colectivos, ongs no millonarias... hay muchas fórmulas para librarse de toda esa basura tecnológica que empieza a agobiar a tantas empresas, entidades e instituciones. Ordenadores de hace ocho y diez años están funcionando perfectamente en red, como terminales que dependen de otro más potente. No todo el mundo edita vídeo o realiza cálculos astronómicos.

Para la mayoría de las cosas es suficiente con un equipo que no esté a la última. Y más si se hace funcionar con software libre, que en general hace lo mismo que el otro (sí, el de la multa) pero consume menos recursos. Y además tiene contenido político y social, tiene toda una comunidad de desarrolladores voluntarios que lo mejoran día a día. La acumulación de ordenadores se corresponde con los almacenes de libros que van editando y almacenando las instituciones, otro caso de acumulación sin fundamento: nadie los aprovecha y encima gastan espacio. Hagan algo para que esos cacharros tengan una segunda vida.

*Periodista y escritor