Se produjo el brexit y la confusión existente entre los ciudadanos británicos, podemos afirmar que, continúa siendo la misma en el momento de su decisión que hoy. El temor por la gestión del momento entre los dirigentes sociales y políticos es su marca más representativa, y es que el no asumir responsabilidades en determinadas circunstancias (léase crisis del 2008), queriendo ocultarlas con subterfugios que embarcan a los ciudadanos rumbo a una meta sin solución, es una mala decisión.

Lo peor del caso es que, aun sabiendo que la fórmula elegida recaerá sobre las espaldas de los británicos y que el resto sufriremos la cuota parte que nos corresponda, esos dirigentes cuentan con que en algún momento no estarán y los ciudadanos habrán olvidado quienes fueron los causantes de su situación actual. Para ilustrarlo, pongamos como ejemplo la última guerra de Afganistán, no vamos a remontarnos a su guerra civil de 1992 a 2001, sino a la que nace con los atentados del 11 de septiembre del 2001 a las Torres Gemelas y con los talibanes gobernando en Afganistán. Estados Unidos lanza a su ejército a la famosa Operación Libertad Duradera ¿Cómo respondió este hecho a su nombre? Con una guerra de 14 años que dio paso a una situación que nada tenía que ver con libertad ni duradera.

Un hecho histórico como el citado, con una referencia tan pública como el atentado de las Torres Gemelas, si preguntamos a los ciudadanos sobre los últimos acontecimientos en Afganistán, tengo la seguridad de que no más del 10 % podría referenciar lo relatado. Por esto la duración de la irresponsabilidad se enmarca en un tiempo muy breve, y son muchos los dirigentes mundiales que juegan a ello.

Si volvemos al asunto que nos ocupa, el brexit, y hacemos una breve reflexión sobre las condiciones en las que se decidió llevarlo a término, veremos que el referéndum tuvo un resultado del 51,90 % a favor de salir de la Unión Europea, y un 48,1 % de permanecer en ella. La conclusión es que, se adopte la decisión que sea, la mitad de los ciudadanos británicos estará a disgusto. Por tanto, cuando algo así sucede, los promotores políticos de un sentido u otro deberían sentir la enorme vergüenza de haber llevado a un pueblo a una situación de enfrentamiento, porque en realidad si lo que sucede es que estamos ante una organización como la Unión Europea, incapaz de responder a los modelos que se considera deberían ser, esto es obviar los intereses que dan un cierto grado de confort a todo el mundo.

Pero es más fácil dejar la decisión al resultado del referéndum y, en un acto de total cobardía, no asumir el problema que se tiene enfrente, estoy hablando del brexit, pero si alguien quiere además leer entre líneas, no andará lejos de la realidad.

Porque una vez tomada esta decisión démosle la medida correspondiente: el comercio. Para quienes me hayan leído en otras ocasiones, este es la arteria fundamental en el desarrollo del mundo. Debemos saber que las exportaciones del Reino Unido a la Unión Europea tienen un valor de 335.000 millones de euros, que significa el 45,3 % del comercio exterior con la Unión Europea. Por el contrario, las importaciones son de 434.000 millones de euros, es decir el 52,6 % de dicho comercio. Por tanto, debemos entender que el modelo y la norma por la que se debe regir no podrá ser el mismo, entonces: ¿quién responde a los ciudadanos sobre este cambio que no favorece a nadie? Es evidente que todos mirarán al cielo y, por alguna extraña razón, serán los ciudadanos británicos los culpables de la situación que en ese momento viva el país.

Y si trasladamos las consecuencias a nuestro territorio: ¿Cuál será el futuro de los británicos en España? En la actualidad son 290.000 los que residen aquí, y por tanto disfrutan de los servicios del lugar en donde viven. Por el contrario, son 139.000 españoles los que están en suelo británico, trabajan allí, lo que les permite llevar a cabo su desarrollo profesional. ¿Qué les sucederá a unos y otros en esta nueva situación? Está por determinar.

En definitiva, una decisión tomada en base a un impacto emocional momentáneo va a hacer que todo un sistema, estudiado y funcionando, se desequilibre y que en estos momentos no tenga un horizonte donde referenciarse. Esto y no otra cosa es a lo que conduce una dejación de responsabilidad por quienes se autodefinen como líderes sociales y políticos.

Invito: lean entre líneas.