En un encendido debate, la mitad del Parlamento Europeo ha denunciado la regresión que sufre España en materia de derechos humanos y ha pedido a Rajoy que retire su ley del aborto para evitar un sufrimiento aún mayor a las mujeres que pueden y deben decidir por sí mismas sobre un asunto tan personal e intransferible como es la maternidad. Que es una regresión en toda la regla lo demuestra el hecho de que el lema de la Cincomarzada, ayer, era el mismo de hace 30 años: Democracia y libertad, y que la próxima celebración del Día de la Mujer, tras unos años de calma chicha porque habíamos avanzado un trecho importante en materia de igualdad, recupera el fuelle de antaño para denunciar nuevos atropellos. No basta con que el 78% de las aragonesas trabaje en sectores peor pagados y con contratos basura; ni que la brecha salarial se agrande entre las trabajadoras y sea del 48% para las jubiladas. Tampoco hay que tocar a rebato porque el 22% de las españolas denuncia haber sufrido violencia sexual (las que no denuncian son más), al fin y al cabo la ley de Gallardón ya paliará esta aberración permitiendo abortar a las mujeres violadas, porque los fetos producto del pecado no merecen vivir en opinión del Gobierno de España. Así que ante este panorama tan florido, la DGA va a celebrar el Día de la Mujer hablando del tiempo. Casi es preferible, porque si hablan de lo que de verdad preocupa a las mujeres y lo hacen con ese tono montaraz que venimos oyendo, no habrá trankimazin suficiente para calmarnos. Periodista