Hace veinte años, Barcelona era una ciudad deprimida. Caótica desde un punto de vista urbanístico, aburrida y estancada en lo cultural, con una industria en plena reconversión, su ciudadanía sentía que perdía el tradicional pulso con el Madrid de la Movida . Serra y Maragall apostaron fuerte a la carta de las Olimpiadas. Nadie pone en duda el éxito de aquella arriesgada apuesta. En lo cultural, Barcelona es una referencia europea, su tejido urbano ha sido regenerado en un lifting sin precedentes, y tras décadas de darle la espalda al mar, ahora la ciudad mira de cara al Mediterráneo. Con el Fórum se pretende continuar esta inercia positiva. Por una vez nuestro país, tan instalado en el "que inventen ellos", se decide a diseñar un nuevo evento, un paradigma distinto de las tradicionales olimpiadas y exposiciones universales. Y quizá sea ese su principal problema: la indefinición. Todavía resulta complicado visualizar exactamente qué es el Fórum. Será difícil que reedite el éxito del 92, seguramente la mayoría de las críticas sean ciertas, pero la máxima cervantina del "ladran luego cabalgamos" explica la vitalidad de una ciudad que se resiste a quedarse quieta. Tomemos nota.

*Músico y gestor cultural