Visto lo visto, se impone un análisis global de la actuación de la selección española en la Eurocopa. Y esa globalidad incluye lo teológico, por cuanto la selección, para lograr una mayor efectividad en la competición, se encomendó al apóstol Santiago, amén de, según declaraciones del entrenador, rezar un avemaría antes de cada partido. Dado el resultado, es necesario realizar una reflexión seria que nos permita detectar dónde ha estado el fallo, pues es indiscutible que con una correcta ayuda divina, otro gallo (no el portugués) hubiera cantado. No parece que la responsabilidad pueda recaer en la Virgen María, pues ésta es patrimonio de las cuatro selecciones en juego, todas de alguna de las ramas del cristianismo. De donde se deduce con total nitidez que la insuficiencia se halla en el apóstol Santiago. Palabras mayores, pues estamos hablando del patrón de España. Se impone el cambio. Al banquillo. El problema es ahora a quién proponer como sustituto. No parece que San Raúl sea el más adecuado. Por ello, me atrevo a proponer a San Tillana, que al menos iba bien de cabeza. Y quizá, utilizando la misma, aunque sigamos haciendo el ridículo en los partidos, nos evitemos el bochorno de hacerlo en los prolegómenos. -- Juan M. Aragüés. (Zaragoza) M