FESTEJOS

Barcelona, antitaurina

***Esteban Trigo

***Zaragoza

Realmente es una iniciativa histórica la de manifestarse como ciudad "antitaurina" de España, postura que en uso y derecho a la libertad de expresión me permite adherirme y desear apasionadamente que sean muchas más las poblaciones que apoyen la desaparición de un cruel espectáculo que, tradicionalmente, se viene ensalzando como fiesta nacional. La polémica está servida y, como ha ocurrido otras veces, no tardará en desencadenar fuertes controversias con una artillería argumental en la que habrá fuego cruzado entre ambas opiniones: la de los taurómacos que llevan años admirando el arte de lidiar toros con extremada afición por presenciar la lucha entre el hombre y la fiera y los que, desde una perspectiva no violenta, consideramos que sacrificar a un animal tras someterlo a diferentes "suertes" de martirio tiene mucho de incultura popular. Soy consciente de que el mundo de los toros está muy arraigado para desaparecer sin ofrecer una fuerte resistencia, porque, después del fútbol, es el que más dinero mueve. Y eso ya es bastante para mantener este espectáculo vivo y no permitir que nada ni nadie detenga un importante negocio, desdichadamente legal, en el que hay tantos intereses en juego. Sin embargo, es muy prometedor que Barcelona abandere una posición antitaurina, continuando así los avances en el largo camino que, a nivel nacional, faltan por recorrer para abolir las corridas de toros.

CIUDAD

El tráfico

***Julio Calvo Iglesias

***Zaragoza

Permítanme solamente que enumere unos hechos: 1. Cada día hay más coches; 2. La ciudad, Zaragoza, sigue creciendo. Sus nuevos barrios están cada vez más alejados del lugar de trabajo, del centro de la ciudad y de los centros proveedores de servicios; 3. No hay transporte público ni capaz ni suficiente para la creciente demanda de desplazamientos; 4. Como consecuencia, cada vez hay más coches, y los que hay cada vez recorren más distancias y durante más tiempo; 5. En cada coche que circula hay al menos un ciudadano desplazándose, que busca rapidez, comodidad, aparcamiento y que posiblemente no tiene alternativa satisfactoria; 6. La respuesta a esa creciente demanda de desplazamiento que hoy se satisface con el recurso al vehículo privado no se está produciendo mediante el incremento y/o mejora del transporte público; 7. Todas, absolutamente todas las remodelaciones de las grandes vías urbanas que se han acometido en los últimos años, con la única excepción del Tercer Cinturón, amplían el espacio peatonal, ensanchando aceras, y disminuyen el espacio reservado a la circulación. Es decir, frente a una mayor demanda de espacio circulatorio, la respuesta es disminuirlo, lo que evidentemente dificulta el tráfico; 8. No ha habido en los últimos años ni una sola iniciativa, con la excepción de la frustrada en el Paseo de la Independencia, para acometer la construcción de grandes zonas de aparcamiento; 9. Es difícilmente sostenible, a mi juicio, que nadie asuma por placer o capricho los atascos del centro de la ciudad ni las infinitas vueltas en busca de un aparcamiento; 10. Frente a la creciente demanda de transporte generada por esas mayores necesidades de desplazamiento no se están acometiendo políticas que incrementen las alternativas ni den facilidades, sino políticas exclusivamente disuasorias, que dificultan la circulación y disminuyen la calidad de vida; 11. Se ha conseguido vender la política disuasoria como progresismo, y la que aumenta y ofrece alternativas como retrógrada. Cosas del marketing político, sin duda.

FE DE ERRATAS

El número de personas que vieron en Internet la procesión del Santo Entierro de Zaragoza fue de 3.800, y no 7.800 como por error publicó ayer este periódico.