EDUCACION

Queja de una madre

***M. Carmen Gayán

***Zaragoza

Soy madre de un niño de 10 años que se llama Miguel Angel y que cursa quinto de primaria en el Colegio César Augusto de Zaragoza.

Los alumnos de quinto, unos 70 en total, se han ido a la semana verde organizada por el cole, siete se han quedado en tierra, seis de ellos por decisión de los padres, y el séptimo, mi hijo, sin dejarnos opinar.

A mi hijo se le dijo hace un mes por parte de la dirección, profesores y jefe de estudios que si no cambiaba y trabajaba (presentaba deberes, etc.) no iría, y el pasado día 30 ante mi insistencia me citaron y me dijo dicho jefe de estudios que había mejorado pero que no iba.

Mi hijo es diabético, insulino dependiente, y se inyecta y se controla modificándose la insulina según sus necesidades él solo desde el primer día (tenía 8 años).

Asimismo, como me reconoció la directora, es la primera vez que descartan a un niño por sus estudios. Ejemplo: entre 70 niños no todos hacen sus tareas cuando deben.

Por distintos indicios, y después de haber hablado con la inspección, he llegado a la conclusión que se le ha excluido por su enfermedad, ya que además se tendría que haber elaborado su menú para saber los hidratos de carbono que tenía que consumir hace 15 días, para mandarlo al sitio de residencia, con lo cual el plazo fue simulado ya que sabían que no iría.

Todo ello ha llevado a mi hijo a llevarse un gran disgusto desde el día que le dijeron que no iba, su índice de glucosa se ha desestabilizado debido a su estado emocional dándole subidas repentinas y bajadas de madrugada a menos de 38, quedando insconsciente y teniendo que hacer uso del servicio del 061 del que guardo informe.

Ante tal situación de discriminación es por lo que me atrevo a mandarle esta carta por si cree conveniente publicarla.

SOCIEDAD

¡Vanidad de vanidades!

***Florentino Cuesta

***Zaragoza

Por siempre, el hombre ha querido suplir su falta de cordura y sensibilidad humana dedicándose a construir obras faraónicas, costosísimas, que dieran gloria a su nombre por la eternidad.

En muy contadas ocasiones se impuso la noble tarea de ejercer su autoridad para mitigar las carencias fundamentales que marginan a los más débiles y pobres de su entorno, creando con ello una nueva forma de existencia y dignidad. ¡Los humildes jamás tuvieron voz!

El Fórum barcelonés nos pone de manifiesto, una vez más, el afán de protagonismo que entrelaza a los que ostentan el poder para crear imagen con ribetes de adulación en nuestro maltrecho y endiablado mundo.

¡Convivencia y tolerancia! Este es, a la verdad, el eslogan maravilloso que --pienso-- llevamos todos los seres humanos en nuestros corazones con un firme anhelo.

Pero, para poder convivir todos en paz hay que intentar --por todos los medios-- poner en práctica veraz "la justicia".

Esta engrandece, enaltece y crea un espíritu de respeto y admiración entre los pueblos, dignificando a sus dirigentes por las obras de humanidad y disciplina, con verdadera esperanza de futuro. No pretendo confundir "el progreso" con el olvido que conlleva el ignorar el orden de prioridades de la existencia misma de los seres humanos: ¿Cómo pensarán quienes se encuentran en un estado social de auténtica penuria moral y económica? Nuestra sociedad "consumista" se deja deslumbrar por los aconteceres y hechos de las obras urbanas, mientras se olvida de los artífices del género "hombre", que sin él y su esfuerzo no las hubiesen hecho posibles.