La tromba de agua que descargó el sábado por la tarde en Zaragoza provocó una cadena de reventones, inundaciones y apagones, que afectaron a miles de personas. Una vez más, las conducciones de desagües no dieron abasto y la saturación de las tuberías levantó el pavimento hasta originar atascos en el tráfico. Es incomprensible que una ciudad de estas características se bloquee por culpa de un chaparrón y los bomberos tengan que abrir "lista de espera" para atender a los damnificados. No es ninguna novedad que la red de vertido tiene carencias, lo novedoso es que las siga teniendo después de acometer algunas obras de mejora.