De la transición y el régimen del 78 se ha escrito mucho, que si Franco murió en la cama, que si fue modélica y pacifica etc. Podríamos decir que la transición tuvo una cara y una cruz. En la cara podemos incluir que el cambio de régimen fue razonablemente pacífico y con pocos muertos (sin olvidar a los abogados de Atocha, a los trabajadores de Vitoria, ni a las víctimas del Batallón Vasco Español o de ETA). En la cruz tenemos el precio que se pagó a cambio de la paz y que en noticias de los últimos tiempos queda muy claro. Podemos empezar por nombrar a Billy el Niño que no es que nunca pagara por ser un torturador sino que murió condecorado y con pluses en la pensión. El caso de Pérez de los Cobos es paradigmático: un fascista de camisa azul, que fue voluntario al 23-F, llegó a jefe de la comandancia de la Guardia Civil. Allí hace informes propios del inspector Gadget para atacar al Gobierno. Su compañero y torturador convicto Manuel Sánchez Corbí llegó a jefe de la UCO, ya que tras ser condenado por el Tribunal Supremo, Aznar lo indultó. Podemos hablar aquí también de nuestro monarca emérito que está siendo investigado por la Fiscalía no por lo que pudo hacer siendo monarca, ya que era inviolable, sino por los delitos fiscales que ha podido cometer con todo lo robado una vez dejo de ser monarca. Su posible nueva residencia en la República Dominicana es todo un homenaje a la fuga del Dioni. El pobre de su yerno (del campechano) es la prueba viva de que la Justicia es igual para todos, por eso es el único de los 57.000 presos españoles que tiene un módulo entero para él solo, y su señora esposa, la infanta, no sabía nada de nada y por eso es justo que no fuera condenada. La Policía patriótica de Fernández Díaz y su cúpula policial vinculada al Opus Dei. Los millones de euros ganados honradamente por el comisario Villarejo gracias a su buen olfato para los negocios. Los jueces del TOP franquista que pasaron a la Audiencia Nacional o al Supremo. El falangista Martín Villa cobrando su pensión de expresidente de Endesa y un largo etcétera muestran que el precio no ha sido barato. Va siendo hora de que determinadas estructuras del Estado se limpien de fascistas y ladrones heredados del régimen anterior. Han pasado 42 años. Creo que ya se ha pagado con creces la paz que los abogados de Atocha y muchos otros nunca pudieron ver.

*Profesor y economista