Según Marx «las ideas de la clase dominante son las dominantes en cada época». Y ahora domina el neoliberalismo. Hemos de romper la creencia de que el neoliberalismo es un régimen natural. Para vencerlo antes ha de ser derrotado ideológicamente en el debate público. Es lo que está ocurriendo en el Reino Unido, donde acaba de realizarse en Liverpool el Congreso anual del Labour, que la mayoría de los medios de comunicación españoles lo han silenciado. Como ocurrió con el gobierno portugués de izquierdas, presidido por el socialista Antonio Costa apoyado por el Frente de Izquierda y el Partido Comunista, con un funcionamiento muy positivo, al que dediqué en este periódico el 11-2-2017 el artículo Un silencio sospechoso y sorprendente, título que podría servir para lo que sucede hoy en el Reino Unido.

Jeremy Corbyn presentó una alternativa al neoliberalismo en su discurso de clausura, el cual en su ya larga trayectoria política ha mostrado coherencia ideológica, de ahí su atractivo para los jóvenes, y que le dieron unos resultados electorales muy positivos en las últimas elecciones generales y una posible victoria en las próximas. ¿A qué se debe el éxito político de Corbyn? La política es un mercado donde hay que hacer una oferta atractiva e ilusionante. Y Corbyn la ofrece. La dinámica del Labour es la contraria a la de algunos partidos de la nueva izquierda del continente, en los que el tacticismo electoralista les ha hecho perder credibilidad.

Veamos las principales ideas del programa del Labour en su Congreso. Su prioridad es desmantelar el capitalismo financiero impuesto desde los tiempos de Thatcher, y que fue abrazado con entusiasmo por Tony Blair y Gordon Brown, traicionando a la socialdemocracia.

Nacionalizar el agua, la electricidad, el gas, el servicio postal y los ferrocarriles. La novedad, es que va más allá de las nacionalizaciones de Morrison, al hablar del control popular. Propiedad municipal, cooperativa o común, con consejos compuestos por trabajadores y consumidores y fideicomisos para el suelo, etc. Es una nacionalización con una gestión descentralizada y democrática. Medidas mayoritariamente aceptadas en la sociedad británica, ya que un 83% apoya nacionalizar el agua, un 75% revertir las privatizaciones de la electricidad, el gas y los ferrocarriles, y un 50% nacionalizar la banca.

Revertir las privatizaciones anteriores, poner fin a la financiación concertada público-privada; revertir la externalización de los servicios públicos a contratistas privados y acabar con la mercantilización del Sistema de Salud Pública. La Renta Básica Universal como alternativa social a la destrucción de empleo provocada por una futura automatización. La universalización de los servicios básicos, para que servicios públicos como la sanidad, la asistencia social, la educación, el transporte y las comunicaciones sean proporcionados gratuitamente en el punto de uso - lo que los economistas llaman «bienes comunes».

Otra propuesta los Wage Earner Fund. Las empresas con más de 250 trabajadores tendrán que destinar un 10% de sus beneficios anuales a estos fondos, que se usarían para dar acciones a los empleados. Cerca de 11 millones de asalariados se podrían beneficiar de la medida. Cada empleado tendría derecho a compartir los dividendos de la empresa que incrementarían los salarios anuales en torno a 560 euros, el sobrante iría a la financiación de servicios públicos. Reservar 1/3 de los puestos de los consejos de administración a los trabajadores, garantizando que su voz sea escuchada con carácter vinculante. Se iría ampliando gradualmente, es decir, se iría socializando paulatinamente la propiedad empresarial. Acabar con la cultura que prima el beneficio de los accionistas sobre el de los asalariados. Poner límite a los sueldos de los altos ejecutivos.

Efectuar una inversión de 250.000 millones de euros en infraestructuras. Crear 400.000 puestos de trabajo en «tecnologías verdes» como la energía eólica. Reducir las emisiones de carbono y convertir al Reino Unido en el país europeo que mejor cumple -después de los escandinavos- sus obligaciones en el terreno medioambiental.

No obstante, en tiempos de capitalismo financiarizado, el gran reto del Labour es contrarrestar el poder de las grandes finanzas, capaces de lanzar ataques especulativos que hundan un país. Los pasados días 22-25 de septiembre tuvo lugar el congreso The Wordl Transformed, un evento que se realiza cada año desde 2016 y organizado por las bases de Momentum, el movimiento político de masas que tiene como objetivo la democratización y renovación del Labour y que consiguió poner a Corbyn al frente de este. Entre las propuestas del TWT están no sólo imponer grandes regulaciones al sector financiero, sino avanzar hacia una «socialización de las finanzas». La investigadora de la financiarización Grace Blakeley resumió el espíritu de estos planes: «el Labour ha de hacer con los bancos lo mismo que Thatcher hizo con los sindicatos». «El capitalismo financiero y el vandalismo social que han antepuesto la avaricia por encima de todo han fracasado -dijo Corbyn en el Congreso--. El Labour define el nuevo sentido común. Estamos listos para gobernar».

¡Cómo que no hay alternativa! La hay. Pero eso requiere coraje político.

*Profesor de instituto