A la técnico del Laboratorio del hospital Miguel Servet de Zaragoza que inoculó el bacilo de la tuberculosis en muestras de sangre de pacientes, la Audiencia de Zaragoza le ha impuesto una condena de cinco años de cárcel por delitos de riesgo y falsedad en documento, aparte de una indemnización y una multa. Los magistrados han optado por la máxima pena prevista ante la «extraordinaria gravedad de los hechos y la maldad extrema de la acusada», que puso en riesgo a compañeros y quebrantó normas básicas de deontología profesional. Será la pena máxima, pero acaso el legislador debiera incluso endurecerla para supuestos como este, cuando los hechos acaecen en un gran centro sanitario público.